Friday, July 27, 2012

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Suerte que todavía queda buena gente. Suerte que todavía el sol calienta. Suerte que todavía queda hierba sin pisar, sin ser arrancada. Suerte que todavía quedan lugares como este. Suerte que todavía no está todo perdido.

Thursday, July 26, 2012

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La piel quemada ya no duele, no es un dolor suficientemente intenso. Duele debajo del pecho, rozando el vértice más inalcanzable del alma. Ahí, justo ahí. Y luego un poco más. El corazón llora un poco, pero tampoco quiere lanzarse. Prefiere esperar la calma. No sé si llegará. De todos modos, el dolor significa que fue real, real hasta el confín más recóndito que pueda imaginarse. Y eso está bien.

El dolor termina pasando. Siempre termina pasando. Hay que sentirlo, saber soportarlo, vivir con él un tiempo, conocerlo, palparlo... Y luego, cuando llega el momento, dejarlo ir, para dejar sitio a lo bueno.

Nunca me dio miedo sentir dolor. El dolor es esencial en la vida. Si no duele es que no bajamos al alma, nos quedamos en la superficie. Y eso, no me vale. Una vida es poco tiempo como para quedarse siempre en la superficie, hay que bajar, hay que lanzarse, hay que arriesgarse, y hay que hacerse mucho daño. Hay que bajar al infierno para saber valorar lo que es tocar el cielo. Sino, ¿de que serviría? No tendría sentido.

Al fin y al cabo, tener el corazón roto es buena señal. Significa que lo hemos intentado, que hemos luchado por algo. Que entregamos nuestro bien más preciado a alguien, que confiamos, que nos lanzamos, que vivimos apasionadamente en los brazos del amor, poco o mucho tiempo, eso da igual, y que aunque termine, aunque se acabe, lo que sentimos fue real, e irá con nosotros siempre. Enseñándonos, haciéndonos mejores.

Y yo, con mi corazón sollozante en espera de un viento más favorable, me quedaré siempre con esta frase:

"Ama hasta que te duela. Si duele, es buena señal."

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Insoportable. Esa es la puta palabra. Más allá de eso no tengo ni idea de nada.

Me la suda.

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El viento no me cuenta nada nuevo. Parece que la tormenta ya ha amainado. A lo lejos el horizonte sigue como siempre, mudo testigo de los pecados de la gente. Mi mente divaga libremente más allá de estas fronteras. Todavía no echo de menos mi tierra.

¿Dónde estás?

Ya ni quiero saberlo.

Tuesday, July 24, 2012

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¿Esto va así no? Tú das, y yo doy. Y quien de más fuerte gana.

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Y ella se quedo mirando esos ojos que ya no decían nada. ¿Porque qué quedaba por decir?

Él no quería mirarla, o más bien no podía. Sabía que ella daría media vuelta y ya no volvería más, pero no tenía palabras, y no las tendría. Solo podía quedarse allí, plantado en medio del camino como un idiota, con la boca entreabierta, respirando agitado, sabiendo con certeza que, de no decir nada con algo de sentido, aquel sería el final, el final definitivo. Ese pensamiento le bloqueaba las extremidades, no podía moverse, y sus cuerdas vocales no podían emitir sonido alguno. Las lágrimas de ella dolían en lo más profundo. Y esa carita llena de dolor le mataba más cada segundo. Pero no podía. Pero no podría.

Ella empezó a alejarse, paso a paso, sin mirar atrás, sin volverse, sin sucumbir al amor que aún sentía por él, y que sabía seguiría sintiendo. Pero su orgullo esta vez no la dejó rendirse, su dignidad y su amor propio dirigían cada paso lejos de él, lejos de aquella pesadilla.

Él, viéndola marchar, cayó de rodillas al suelo, llorando como nunca antes había llorado, pero sin ruido, sin sonido, sin quejido. Se quedó allí, tal cual, con las manos en la tierra, mirando como la mujer que más había querido y herido se alejaba lentamente de su vida y de su alma.

Desapareció por la esquina del callejón.

El viento empezó a soplar y, antes de que borrara las huellas de las botas que iba dejando aquel soldado marchito mientras abandonaba aquel rincón del mundo para siempre, dejó dos palabras grabadas en el aire, dos palabras y nada más.

Ella jamás las oiría, y él jamás las volvería a pronunciar.

Principio de indeterminación de Heisenberg.

Una partícula de Heisenberg, eso es lo que soy. Y probablemente eso seamos todos, ¿no crees? Puedo saber la velocidad a la que voy, pero no a dónde me dirijo. O puedo saber a donde me dirijo pero no la velocidad a la que voy. Vaya puto caos.

El mundo cuántico es inexpugnable. Pero el mundo real me parece igual de caótico, a veces incluso más. He entendido la relatividad y el efecto fotoeléctrico, la física nuclear, la constante de Planck, he entendido a Stephen Hawking y su concepto de universo, he entendido a Newton y a su física clásica, a Niels Bohr, a Schrödinger y su gato, las ecuaciones de Maxwell y sus campos magnéticos, la termodinámica y sus estados de equilibrio (me parece apasionante), la mecánica de fluidos, y su puta madre y más...

Pero las ecuaciones de la vida son las más jodidas, y sigo sin entenderlas la mayoría de las veces. Me sigo perdiendo 9 veces de 10, y sigo sin saber a dónde voy, ni tampoco a qué velocidad estoy yendo. Mi incertidumbre es del 100%. De eso, no hay duda.

Heisenberg, querido amigo, gracias por haber enunciado una ecuación tan simple y tan brillante a la vez. 

Tenías razón, todo es una jodida incertidumbre: en las partículas y, sobre todo, fuera de ellas.

Without her.

Since she's gone everything sucks more. She was my light, my smile, my beautiful sunset, my wonderfull dawn. She was the blue of my sky, the water of my sea, the flowers of my fields. My sun, my star, my eternal universe.

But then, one day, she was gone. Leaving darkness all around me. No more light, no more smiles, no more sunsets, no more dawns. It was the fucking nothingness all the time. The fucking nothingness. The empty heart, the empty soul. I was left all by myself, without her little bright eyes to make me strong, to give me courage. I was alone, all alone. Nothing, I had nothing. And I became miserable and grumpy. I was depressed in a way I never felt before, in a way that hurt all over my pores, my blood, my molecules and atoms. All of me was damaged, destroyed, torn apart.

It felt like the end of the world, the end of my world. And ever since, I remember her every day of my life, but I can't think of her, because it hurts so much that tears are not enough to relieve the pain. No, they're not enough, nothing's enough.

The love I felt, the love I feel, it's gonna be everlasting, my little beautiful princess. My sunshine, my angel...
... my everything.

Monday, July 23, 2012

Pequeña inspiración, no me faltes nunca.

Aparece de repente. De la nada más profunda, del todo más oculto. Es tan bonita. Nunca quiero que se vaya, pero se queda poco tiempo. Se acurruca conmigo en el lado derecho de la almohada. Y me mira. Se queda mirándome. Y su aliento me da fuerzas. Y su aliento me hace avanzar, un poco más, siempre un poco más. Sus ojos, tan brillantes y perfectos, jamás comparables a otros ojos, eternamente inmortales. Si te mira fijamente estás perdida. Ya no puedes escapar. Y entonces es cuando te quedas con ella, sentada, respirando agitada, sabiendo que nunca tienes mucho tiempo, que solo son unos minutos, y luego se va. Siempre se va. Por eso exprimes cada segundo con ella. La acaricias suavemente para que se quede un rato más. Le abres tus puertas de par en par, y la dejas entrar. Y ella te ofrece el universo entero. Te abre mundos jamás imaginados antes. Te da la llave de la superación, y te empuja, y hace que te superes. Y todo eso, en un instante. En dos. Hasta que desaparece. Y te quedas ahí, como estabas, respirando su ausencia, sintiendo el vacío en tu pecho, sintiendo la almohada más vacía sin ella. Sintiendo las agujas del reloj y el peso de las horas. Sin ella, no puedes. Sin ella, la tierra deja de girar. Sin ella, la oscuridad es más densa, y el insomnio no tiene nada que dar.

Sin ella, las palabras no se saben atar, y solo fluyen sin sentido..

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Volvemos a las andadas. El mismo paisaje, el mismo aire, las mismas ganas. El sol pega fuerte, y el viento sopla del norte. El trigo está amarillo. No veo muchas amapolas, tendré que salir a buscarlas. El papel me llama. Tiempo de palabras. No hay mucho que hacer por estos lares. Dormir y escribir. Vamos al lio.

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It isn’t possible to love and part. You will wish that it was. You can transmute love, ignore it, muddle it, but you can never pull it out of you. I know by experience that the poets are right: love is eternal.
E. M. Forster

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Vivo en cada frase, en cada coma, en cada punto.

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Lucha de gigantes...

No lo entiendes. No lo entienden. Y jamás lo entenderán. Mi cabeza va a su bola. Déjala volar...


No hay escapatoria, lo siento, me tengo que quedar. Encerrada en esta jaula, por algún tiempo más...


Ten paciencia. Sé que no la tendrás. Yo tampoco la tendría.


Nunca me quieren lo suficiente. Pero tampoco me sorprende. Yo tampoco me querría.


Es normal.


Los traumas que te van marcando, los golpes que te van tumbando, las heridas que nunca cicatrizan.


A flor de piel varias heridas.


¿Me las vas a curar?


La soledad es mi única cura. Esa es la verdad.


El silencio me acompaña, y me ayuda a pensar. No hay solución posible, deja de esperar.


Si al menos estuviera ella, dejaría de llorar.


Pero ella no está.


Solo quiero que vuelva. No quiero nada más.


Solo quiero que vuelva.


Universo, devuélvemela.

What you cryin about? You got me.


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Some little tears. Look at me, it’s not that bad. I imagined a different world. But it turned out to be pretty much the same. What a big mistake. Or maybe not. Who knows. When I was a child, I used to think I could be whatever I wanted. What a fool. But I don’t care. No, I really don’t care. A kid. A little dreamer. That’s what I am.



Don’t make me cry again. I’m begging the universe, don’t make me cry.

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She's gone. Everything seems so pointless.

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' ...
Y por fin comprendió lo que Dumbledore intentaba explicarle: la diferencia entre dejarse arrastrar al ruedo para librar una lucha a muerte o salir al ruedo con la cabeza alta. Algunos dirían, quizá, que los dos caminos no eran tan distintos, pero Dumbledore sabía, y el también y sus padres también, que la diferencia era enorme.'

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'Nunca habia estado en esta parte del castillo. Al menos despierta. ¿Soy sonánbula sabes? Por eso me acuesto con zapatillas.'

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Harry's heart seemed to expand and glow at the sight: he felt incredibly fond of all of them.

Sunday, July 22, 2012

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Well, inspiration’s gone for good. The noise outside my window is annoying. The sunlight is hitting the papers upon my table. I’m not fond of the heat. My bed is calling me, but I shouldn’t take a nap. No, I shouldn’t. I’ve got a lot to study. But I don’t care about anything of this. It’s too irrelevant. But I have to do it. I hate this modal. Everybody is going insane. I am going insane. The earth is still round. The sun is going to shine tomorrow. The sea is going to be blue for a while. I don’t feel the wind. Not much to write, I’m tired. If I close my eyes I see your freckles. I miss you so bad that it hurts. It does hurt. But I have to get used to it, I guess. Never mind. My breathing is slow and soft. My heartbeats are a little bit nervous. I’m not going to give in. I made a promise. You’ve been gone for so long. This emptiness is unbearable. Fuck.

Saturday, July 21, 2012

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Y después de la distancia, ¿qué? Y después del silencio, ¿qué?

Este océano vacío me ahoga lentamente..

I'm an ocean in your bedroom..

Erreape porque si.

Pintas. Zapatillas viejas. Hoodies XXL.Gorras. CDs gastados de tanto que los has escuchado. Dos líneas. No sé cuantas mil canciones enteras. Rapear hasta quedarte sin aire. Insomnio. Ponerte a escribir, sola frente al escritorio. Papel y lápiz. Rimas que no te cuadran. Tachones. Volver a empezar. Ese viejo beat que siempre tienes en la cabeza. Su flow. La canción número 7. Ese sample inolvidable. El scratch del final. Su voz. Las letras de él. Las de ella. El discman que al final se rompió. Salír a la calle con el Marshall Mathers LP pirateado y escucharlo no sé cuantas mil millones de veces. Rapear al aire. Intentar improvisar. Reirte porque nunca te sale. El CD que marcó tu vida. Te lo regaló el Olentzero en las navidades del 2002. 13 años. No tenía ni idea de nada. Pero el ritmo siempre me entraba hasta el puto alma. 21 años. Escuchando a los mismos. Y a muchos nuevos. Y una puta frase que lo resume todo: erreape porque sí.

Bastante parecido.

Si lo pongo todo al revés, si miro desde otra perspectiva, si respiro un poco más hondo igual consiga cambiar algo. Mientras tanto, yo y mis hombros, seguimos aguantando. Como me gustaría volver a aquel campo de fútbol, con ellas y con el balón. Como, volver a tenerla a ella, hecha una bola a mi lado, lamíendome la cara desde su caseta del balcón.

Eran momentos en los que no había pasado ni futuro. Momentos en los que todo lo que necesitaba era eso, nada más. Algo bastante parecido a la felicidad.

Escrito en Bilbo, probablemente un viernes a la noche, sola, como siempre.

Llueve. Oigo el sonido de la lluvia caer. ¿Me relaja? Tal vez. Cuando estoy nerviosa no sé distinguir las cosas. Además no hay nada en el mundo capaz de relajarme. Solo una tila caliente. Quizá dos. Y su voz. La de ella. Siempre fue mi valium. Mejor que las pastillas. Y que cualquier cosa. Llueve. La tele está encendida. Mad Men. No creo que vaya a gustarme. Los apuntes están en el sofá. Dudo que vaya a tocarlos. Llueve. ¿Dónde estás? No te veo. Echo de menos tu voz. No hay nadie. Puedo cantar a voz en grito. Y bailar por toda la casa. Pero sigo sentada. Llueve. Parece el diluvio universal. Los rayos iluminan el salón. Nunca me gustaron. Me dan miedo. La lluvia si me gusta. Pero hace frío y viento. No quiero salir al balcón. Sigo en el sofá, escribiendo en una hoja de Word. No me gustan las hojas que no son de papel. Son las 23:02. Sigue lloviendo.

Solo veo mierda.

Miro a mi alrededor y sólo veo mierda. La verdad es que no me extraña en absoluto. A estas alturas no esperaba menos. Pero sigue sin gustarme la nueva perspectiva. Demasiadas mentes vacías, demasiada desgana, demasiada degeneración y demasiado despropósito. Y por encima de todo mucha desinformación y mucha incultura. Vivimos pasmados frente a un televisor. No tenemos metas. ¿Dónde se quedaron nuestras expectativas? ¿Dónde los sueños de cuando éramos pequeños? Quizá se han ido a la basura, junto a los cuentos, los puzzles y los librillos de colorear, los cuentos que acababan bien, las aventuras de Peter Pan, las estrellas, la gravilla del patio de enfrente, los cienpiés, el balón, las carreras sin sentido, las guerras de globos, los paseos en bicicleta, las conversaciones ultra largas, las sobremesas, los libros, los paseos por el monte, los charcos, y el chocolate con bizcocho de los domingos. ¿Qué nos ha pasado? ¿Cómo hemos acabado así? Quiero recuperar lo que fuimos. Volver a reirnos porque sí, y sentir que si queremos podemos cambiar el mundo. Romper con lo establecido y volar por un día.

¿Acaso es mucho pedir?

Escrito en Bilbo, después de llegar de la uni, un día de lluvia.

Vuelves de clase. Te bajas del autobus y está lloviendo a mares. Empiezas a pensar que igual va siendo hora de comprarte un paragüas. Pero los odias a muerte. Decides arrimarte a los edificios con la intención de mojarte menos. Pero entonces te das cuenta de que en este barrio las casas no te tapan nada. Quieres empezar a gritar. Llevas puesto el gorro de la sudadera. No te gusta hacer esto, pero piensas que es preferible no mojarse. Estás seria y amargada. Y entonces en el mp4 suena una canción. Empiezas a tararearla. Te quitas el gorro. Miras al cielo. La lluvia te da en la cara. Sonríes. Y cuando abres la puerta de tu piso cantando, sientes que incluso un día de lluvia puede ser maravilloso.

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Puede ser que nos guie una ilusión: la que, sin embargo, no nos guia es la conciencia.
F. Pessoa

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No sabría que tipo de análisis hacer. Quizá es verdad que ciertas heridas no curan nunca. Las llevo abiertas en ambos costados. Sangran cuando menos me lo espero, y me impiden avanzar como quisiera. Algunos dirán que no importa… A mi me siguen rompiendo el alma.

Y no es que pueda arreglar aquello que se rompió no sé cuando, ni dónde, ni porqué maldita razón. Está roto. Roto para siempre. Y cada día intento poner un parche, una tirita, un vendaje… Pero a la hora de la verdad la sangre sigue brotando. Y no me libro del castigo de ser yo. Ese maldito castigo de ser yo…

Y es que no sé que tipo de análisis hacer. Quizá las heridas ya cerraron hace tiempo y lo único que queda es el eco de esa voz que me decía que podía ser posible. ¿Nunca lo fue sabes? Nunca lo fue. Viví colgada de una ilusión sin futuro, que se desplomó con el mínimo soplo de viento. Cayó al suelo y nunca más consiguió volar. Y yo me escondí en mi rincón, con las alas rotas.

¿Y qué si todo es mentira? ¿Qué si cada lágrima, cada suspiro de dolor, cada latido de más, cada momento de flaqueza, cada vuelta de cabeza es falso? Una realidad ficticia, algo que no merece la pena tomar en cuenta. Algo que está ahí pero que no te toca, que no te roza. Que simplemente tiene que ser. Un universo paralelo de color gris, una leve sombra de nuestro mundo de colores. Puede que me creyera tanto la existencia de este mundo que me quedé atrapada en él, viviendo cada momento y cada instante como si fuera el real, sin darme cuenta de que aquello existía solo dentro de mi cabeza, solo dentro de mi cabeza.

¿Acaso estoy loca?

A estas alturas, no es que me importe demasiado. Viví demasiadas horas atrapada dentro de un reloj que contaba otras horas. Y ya va siendo hora de escapar.

Quiero vivir en mi mundo de colores. ¿Y sabes que es lo mejor de todo? Que es mío y nadie me lo puede quitar. Porque este también está dentro de mi cabeza. Todos los mundos en los que vivo están dentro de mi cabeza. El planeta tierra es real, pero el mundo en que vivimos es relativo. Einstein estableció que cada ser humano tiene su propio tiempo. Por tanto, creo que me es lícito decir que cada ser humano tiene su propio mundo, o si prefieres, su propia visión del mundo, su propia percepción del mundo, sus propios colores.

Y ahora cuéntame, ¿cómo es el tuyo?

About me.


No soporto los días en los que hace sol pero el termómetro marca bajo cero. No me gusta mojarme los pies. Me pone de muy mala ostia que me toquen el pelo. Odio el pelo corto. No me gusta depilarme. No me gustan las uñas de mis manos. Las de los pies sí. Siempre tuve complejo de mi nariz. La forma de mi cabeza tampoco me gusta. Me gustan mis brazos. Y definitivamente adoro mis pies. Es lo que más me gusta de mi. No me gusta el ruido de la cucharilla cuando la gente remueve el cafe. Tampoco me gusta el café. Odio madrugar. Y odio levantarme tarde. Y nunca sé cual es la hora intermedia entre esos dos puntos. Odio salir de la ducha y que el baño esté congelado. No me gusta cuando sale vao de mi boca. La nieve es preciosa para verla, no para pisarla. Odio el suelo mojado. Me patino constantemente y parezco idiota. Siempre he tenido miedo de darme una ostia cuando corro en esos días de suelo mojado. No me gusta esperar colas. Como norma general no me gusta esperar. Apuro siempre los minutos para el bus. Casi siempre lo cojo. Odio cuando se me escapa en mi cara. Y más si he corrido y aún así no lo he pillado. Odio ir de pie en el autobús rodeada de gente y sin apenas oxígeno para respirar. Sobre todo en verano, cuando todo el mundo está sudado y huele fatal. Me mareo con más facilidad. Del verano no me gustan los mosquitos. El zumbido que hacen a la noche me exaspera. No me gusta que la temperatura pase de los 30. No soporto bien tanto calor. No me gusta sudar cuando no he hecho deporte o he bailado. Sudar por sudar lo veo inútil. No existe desodorante capaz de superar esas temperaturas. Todos me dejan tirada. Y me da rabia. Tampoco me gustan las bebidas con hielo. Tengo las encías sensibles. No me gusta estar de farra entre mucha gente. Me agobio enseguida. Prefiero que los bares estén vacíos. Así puedo bailar. No me gusta llevar bolso cuando salgo a la noche. Es necesario, pero un estorbo inigualable. Odio con todas mis fuerzas llevar paraguas. Prefiero mojarme. Todos se rompen, se dan la vuelta o se te meten en el ojo o se te enredan en el pelo. Odio a la gente que se cruza conmigo y que me mete las varillas del paraguas en el ojo. Odio que cuando tienes prisa y vas rápido la gente no pare de cruzarse en tu camino, y tú tengas que hacer la de ir esquivando en plan peli de acción ( bueno esa parte en realidad mola bastante ). Odio que me caigan gotas de las jardineras cuando alguien acaba de regar. Odio pisar cosas pegajosas. Odio que los planes se cancelen en el último momento. No me gusta cuando abro el armario del chocolate y descubro que no queda chocolate. O cereales. No, eso no me gusta nada. No soporto tener que desprenderme de pantalones viejos. Ni de mis zapas viejas. Odio estrenar un billete para pagar una chorrada que no vale casi nada. No me gusta que la gente beba de mi vaso y no me gusta beber de los vasos de los demás. Los bares de dos pisos me sacan de mis casillas. Los ascensores me dan mal rollo. Las pelis de miedo me dan pavor. Soy incapaz de verlas. Toda superficie punzante es algo de lo que alejarse. Las arañas son un enemigo a destruir. Las ratas y las palomas son los animales que más asco me dan. Los gatos no me gustan nada, pero los puedo mirar. Odio la coliflor. Y las pencas. Y la sopa de pescado. Una de las cosas que más rabia me da en el mundo es que un CD venga sin librillo con las letras. No me gusta el olor de las perfumerías. La mezcla de olores me da dolor de cabeza. No soporto el momento en el que me toca abrir las bolsas de plástico para meter la compra. Nunca consigo abrirlas, y mientras veo como toda mi compra se va amontonando me entra una sensación de agobio asfixiante. A, y sobre todo no soporto planchar.

Adoro la lluvia. El sol y el viento. La brisa del mar. Los días de playa. Ese olor a salitre y a arena. Me encanta el mar. Me enamora. Podría mirarlo siempre y no cansarme nunca. Quiero vivir frente al mar. Es el azul más bonito que existe. Ese y el del cielo. Me encanta mirar al cielo. Ver como cambian las nubes. Soñar con que puedo tocarlas. Siempre me pregunté como tiene que ser tocar una nube. Hasta que descubrí que no era algo como el algodón, simplemente era vapor de agua. Me gusta tumbarme en la hierba. Y ponerme descalza. Tocarla. Y su olor. Me gusta el olor de la hierba. Los árboles también me gustan. En primavera y en otoño cuando más. Sus ramas, y la sombra que dan. Y que bonitos quedan a lo lejos, formando un montón de diferentes verdes. Me encantan los días en los que llueve mucho. Los chaparrones. El sonido de la lluvia de fondo. Me relaja. Me da paz. Y ver como se van formando los charcos. De pequeña me encantaba pisarlos. Eso era porque llevaba catiuscas y no se me mojaban los pies. Ahora se me mojan los pies. Asi que no los piso más. Me encanta que la lluvia me moje el pelo. Y más aun el olor del pelo mojado. Dios, me encanta el olor del pelo mojado. Una ducha caliente cuando llegas empapado a casa. Y ponerte el pijama. Y tomarte un cola cao caliente. Me chiflan los grumos del cola cao. Desde pequeña los persigo con la cuchara. Es la mejor parte. Me encanta cantar a voz en grito en mi cuarto. Y bailar como una loca por toda la casa cuando estoy sola. Me encanta bailar. Poner mis CDs en el reproductor de la sala. A todo volumen, haciendo vibrar la habitación. Siento como que floto. Me encanta esa sensación. Vestirme a mi manera. Me encantan los pantacas anchos, y las sudaderas XXL. Mis zapas. Adoro ir en zapas por la vida. Es el mejor calzado que existe. Es en lo primero que me fijo de un tio. Siempre sabía la marca de zapas de los tios que me molaban. Y todavía lo sigo haciendo. A y que no se me olviden las chancletas. Es genial andar con chancletas, me encantan. Las gorras. Quiero hacer colección. Son el mejor complemento. Y los petos. Esa eterna búsqueda de un peto que todavía no he conseguido. Pero espero hacerlo alguna vez. Me encanta escribir. Soy lo que escribo. Paso horas y horas escribiendo. Es mi pasión. Y leer. El olor de un libro viejo es algo mágico. Y el tacto de sus páginas bajo los dedos. Me encanta reirme. Sobre a todo a carcajadas. Cuando te duele el estómago pero no puedes parar. Esa sensación es cojonuda. Me encanta el fútbol. Verlo y jugarlo. Y sobre todo el sonido de la bota contra el balón cuando le pegas fuerte. Adoro ese puto sonido, es genial. El agua. Verla y tocarla. Nadar y bucear. De pequeña nunca salía del agua, mi madre se volvía loca intentando llevarme a la toalla. Y la arena. Adoro la arena. Pisarla y hacer agujeros, o revolcarme en ella. Mi toalla siempre está llena de arena, porque en la playa no puedo estar quieta. Me encanta el campo, pero los bichos ya no tanto. Las flores y sus colores. El olor de la lavanda. Joder, adoro la lavanda. Y el romero, y el brezo. Y alas margaritas que van pintando de lunares los mantos de hierba verde. Las amapolas. Y el trigo. Y las amapolas que crecen en mitad del trigo. Las miradas. Una fanática de las miradas. Te dicen todo lo que tienes que saber si te paras a leerlas. Sobre todo esas miradas con tus mejores amigas, en las que se dice todo, y nos entendemos al segundo. Y las sonrisas. Las de ellas. Las que me hacen sonreír a mi. Los niños. Y los ancianos. Los niños con su inocencia y su curiosidad. Los ancianos con su sabiduría y su experiencia. Te transmiten tanta ternura. Son geniales. Una buena película una tarde de domingo. Y las palomitas del cine. Y los diálogos. Adoro los diálogos. Cuando pasa algo estremecedor en la pantalla y no puedes evitar las lágrimas. Me encanta llorar conn las películas. Y lloro casi siempre. Los perros. Casi todos. Los grandes, los pequeños suelen ser muy feos. Los perros son lo mejor que hay. Tan leales. A veces muchísimo mejores que los seres humanos. Aunque parezca increíble es así. La mía era la mejor del mundo mundial. La echaré de menos el resto de mi vida. Tatuada en el corazón, en el alma, y en el dedo del medio. Para siempre.

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A pasado un año ya desde la última vez que vi esos campos dorados. Ansio volver a encontrarme con ellos. Respirar ese aire, sentir la libertad que me da la soledad más absoluta. Aislarme del mundo tal y como lo conozco y perderme en un universo totalmente distinto, más vivo, más real, más intenso. Pero no todo son buenas noticias, ¿verdad?

Sus ojos no me mirarán, y si me miran no sé que veré reflejado en ellos. Tengo miedo de no poder pronunciar esas palabras. Tengo miedo si.

La infinita.

Ves estas manos? Han medido
la tierra, han separado
los minerales y cereales,
han hecho la paz y la guerra,
han derribado las distancias,
de todos los mares y los ríos,
y sin embargo
cuando te recorren
a ti, pequeña,
grano de trigo, alondra,
no alcanzan a abarcarte,
se cansan alcanzando
las palomas gemelas
que reposan o vuelan en tu pecho,
recorren las distancias de tus piernas,
se enrollan en la luz de tu cintura.
Para mí eres tesoro más cargado
de inmensidad que el mar y sus racimos
y eres blanca y azul y extensa como la tierra en la vendimia.
En ese territorio,
de tus pies a tu frente,
andando, andando, andando,
me pasaré la vida.

Pablo Neruda

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1:09. El sueño empieza a aparecer por un costado. La cama me está esperando. Pero mis dedos necesitan seguir. No quieren parar. Cuando escribo... dios, cuando escribo toco el cielo. El universo a mis pies. No hay nada imposible. Y soy yo ante el papel. Yo al 200%. La puta droga de mi vida. Y nunca pienso renunciar a otra línea más, a otra frase. Las palabras me fascinan, me cautivan. Sentidos ocultos, dobles direcciones, metáforas, comparaciones... o la realidad tal cual.

Tejer palabras y palabras hasta formar textos impregnados de todo o de nada. Que más da, escribir es medio y fin.

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La obsesión con Fernando es abrumadora. Cuando empecé a leer el libro que me dejó mi padre no imaginé que encontraría semejante perfección en cada línea. Es fascinante lo que consigue hacer con el lenguaje. Le da vida de una manera que siento que las palabras se van quedando clavadas en mí, pero no en mi cuerpo, sino en mi alma. Es algo realmente acongojante. Me hace sentir tan pequeñita y tan grande a la vez. Me da alas para imaginar, para sentir, para palpar las emociones, y a la vez me empequeñece la grandiosidad que encuentro en cada párrafo que escribe. Es acojonante. Realmente un maestro. Particularmente, de lo mejor que he leído nunca. Cuando estoy con él, vuelo. Y yo siempre quise volar..

228.

Todo se compenetra. La lectura de los clásicos, que no hablan de ocasos, me ha hecho inteligibles muchos ocasos con todos sus colores. Hay una relación entre la competencia sintáctica, por la cual se distingue el valor de los seres, de los sonidos y de las formas, y la capacidad de comprender cuándo el azul del cielo es realmente verde y qué porción de amarillo existe en el verde azul del cielo.
   En el fondo se trata de una misma cosa - la capacidad de distinguir y de sutilizar. Sin sintaxis, no existe emoción duradera. La inmortalidad es una función de los gramáticos.
F. Pessoa

I4.

...
Un tedio que incluye la anticipación sólo de más tedio todavía; la pena ya de sentir mañana pena por haber sentido pena hoy - grandes marañas sin utilidad ni verdad, grandes marañas...

... donde, encogido en un banco de la sala de espera de un apeadero, mi desprecio duerme entre el gabán de mi desaliento...

...el mundo de imágenes soñadas de que se componen, por igual, mi conocimiento y mi vida...

En nada me pesa o en mí dura el escrúpulo de la hora presente. Tengo hambre de la extensión del tiempo, y quiero ser yo sin condiciones.
F. Pessoa

I07.

...
Todos los problemas son insolubles. La esencia de la existencia de un problema es la ausencia de cualquier solución para el problema. Buscar un acontecimiento significa que el acontecimiento no existe. Pensar es no saber existir.
F. Pessoa

Back to the floor.

Back to the floor, when this month is not enough, when the summer goes by while I'm sitting in the same chair, doing the same. I'm still breathing. That's a good reason to smile, isn't it? I miss you. I miss her. The notebook is full of pain. It keeps all the tears, all the scars. The damage. The blank pages are waiting for the ink. They wanna be written. They need to feel the black caress, they long for it. Nothing else to say. The words are missing. Can you find them? I'm unable. My heart belongs to whoever wants it. I'm still that kid. The girl that used to jump from the benches of the street thinking she could fly. Fucking gravity. Only my dreams are waiting for me. In the same place, the same corner. They will always be there, waiting for me to do something, to keep going, to dare, to risk. Do you feel the weight? My shoulders are tired. But I'm not giving up. Never.

Thursday, July 19, 2012

Ella.

Me pongo Melendi de fondo y me sale solo. Ella. ¿Qué puedo decir de ella? Nada que no haya dicho ya. Es mi puto amuleto, mi puto talismán. Siempre estuvo, y sé que siempre estará justo en el centro de mi corazón, dándole calor, dándole vida. Regala felicidad con cada sonrisa, y cuando habla y la miras no puedes parar. Te quedarías mirándola para siempre, tan bonita, tan perfecta, tan ella. La adoro. Fue la rubia de mis noches, la que sacó lo mejor de mi, la que hizo que cada esfuerzo, cada gesto valiera la pena. Porque fue difícil llegar a conquistar su corazón, pero cuando lo hice, fue la más leal y fiel amiga, una amiga de las de verdad. Cada recuerdo con ella brilla como un diamante, son tesoros que siempre voy a guardar. Sé lo que vivimos, sé lo que fuimos, sé lo importantes que éramos una para la otra. Las mejores amigas. Y cuando la abrazo, siento que nada malo me puede pasar, estoy con ella, estoy con ella. La quiero tanto que a veces no puedo explicarlo, expresarlo. Pero sé que por ella haría cualquier cosa. Cualquier cosa. Es mi familia. Y por ella derramo sangre si hace falta. Nunca nada fue completo si no estaba ella para compartirlo. Y ahora que vuelve a estar, la quiero cerca, muy cerca, y que no se aleje nunca más. Nunca más.

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Supongo que podría enumerar todos los segundos en que me quedé sin aliento cuando esos ojos me miraban fijamente. Pero no serviría de nada. Ya no. Lo que queda ni siquiera se acerca a ser un eco de un eco lejano. No, ni siquiera se acerca. Y las palabras no valieron, no sirvieron nunca. Solo nos malinterpretamos. Eso es lo que hacíamos, malinterpretarnos. ¿Y ahora qué?


Ahora te diría muchas cosas que sé que no servirían porque no te llegarían nunca. El viento dejó de ser mi cómplice. Pero si me queda algo que escribir:

En la puta vida me olvidaré de ti.


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He always appears. Sooner or later, but he's always there, hidden in the unconsciousness. And I hate it when he shows up in my dreams. It really grinds my gears. It's frustrating. But there's no way of escaping from his ghost. I try and I try, and just when I think I have overcome it, he comes back again. I don't get it.

Something always brings me back to you, it never takes too long.

68.

El cansancio de todas las ilusiones y de todo lo que hay en las ilusiones - su pérdida, la inutilidad de tenerlas, el precansancio de tener que tenerlas para poder perderlas, la pena de haberlas tenido, la vergüenza intelectual de haberlas tenido sabiendo que tendrían un final así.
   La conciencia de la inconsciencia de la vida es el más antiguo impuesto a la inteligencia. Hay inteligencias inconscientes - resplandores del espíritu, corrientes del entendimiento, misterios y filosofías - que tienen el mismo automatismo que los reflejos corpóreos, que la gestión que el hígado y los riñones hacen de sus secreciones.
F. Pessoa

I46.

Algunos tienen en la vida un gran sueño, y faltan a ese sueño. Otros no tienen en la vida sueño alguno, y a ese faltan también.
F. Pessoa

I.

Así, no sabiendo creer en Dios, y no pudiendo creer en una suma de animales, me quedé, como otros de la orla de las gentes, en aquella distancia de todo a la que comunmente se le llama Decadencia. La Decadencia es la pérdida total de la inconsciencia; porque la inconsciencia es el fundamento de la vida. El corazón, si pudiera pensar, se pararía.

Fernando Pessoa

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La poesía alivia mi alma cansada. Esos pensamientos ya no agitan mi espíritu. Parece que esta noche estoy tranquila. Puedo respirar bien. El corazón late más suavemente, y eso me deja margen para soñar despierta. No hay motivos para preocuparse. O eso dicen. Yo ya no sé que creer. Intento dejar fluir las emociones. Nada positivo por ahora. ¿Qué pasa? Nada nuevo, es esa incertidumbre que me mata. No la consigo derrotar y no lo aguanto. Me desestabiliza un poco más cada segundo. Respiro hondo. No hay moscas con las que entretenerme. Mi cuerpo ya no puede más, el cansancio gana.

Cada vez que escribo consigo encontrar todo aquello que me falta. Y cuando dejo de escribir todo empieza a ir mal. No pienses Mikele. Sigue así. Lo estás haciendo bien. 1:43. Todavía puedo leer un rato. Quiero perderme. Olvidarme de todo. Olvidarme de ti.

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Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.


Antonio Machado

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La primera vez que estuve en Soria y bajamos a orillas del Duero sentí algo increíble. No solo el paisaje era sobrecogedor, una naturaleza explosiva que hacía que te sintieras más vivo. Había algo más escondido entre aquellos chopos. Al otro lado del río, la ermita de San Saturio emergía inponente, encaramada en las rocas, vigilando y protegiendo toda la orilla. Paseando cruzamos el río, y de repente allí estaba. Grabado en la roca, un fragmento del poema Campos de Soria de Machado. ¿Y porqué allí? Porque por allí paseaba, por esa orilla del Duero, debajo de esos chopos de los que habla en su poema. Por allí paseaba el grandísimo Machado, mientras los versos se iban formando en su interior, con la ayuda del viento que acariciaba los árboles. Que lugar tan mágnifico para encontrar inspiración, que lugar tan especial para palpar la libertad.

Al fallecer su esposa Leonor, devorado por la pena y la soledad, Machado abandonó Soria. Pero allí dejó su huella más profunda. Y toda la ciudad tiene su firma. Puedes encontrártelo en cualquier rincón, y volver con él a aquellos tiempos más sencillos. La genialidad de sus líneas no tiene parangón, y esa orilla del Duero, ese rincón mágico, guardará siempre en el viento el pasear y el escribir de Antonio.

Campos de Soria, VIII.

He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria ?barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra?.

Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua, cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.

¡Álamos del amor que ayer tuvisteis
de ruiseñores vuestras ramas llenas;
álamos que seréis mañana liras
del viento perfumado en primavera;
álamos del amor cerca del agua
que corre y pasa y sueña,
álamos de las márgenes del Duero,
conmigo vais, mi corazón os lleva

Antonio Machado

A un olmo seco.

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
 
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
 
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
 
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
 
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas, 
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Antonio Machado

Wednesday, July 18, 2012

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Weird, isn't it? But I think it feels right. Even if you know how it's gonna end, because it always ends the same way, doesn't it? No time to waste. You have to try. That's all is left, the attempt. And if you fail don't be sorry. It's worth the attempt, it's worth the wait, it's worth the effort. Gandhi said once, that the greatest victory was in the effort, not in the reward. I think he was right. We may win, we may lose, but if we have really tried for something, it's always worth it. Because we may not get what we want, what we long for, but we do learn a lot, about us, about the others and about the world. So try hard, and never stop trying.

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Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.


Miguel Hernández, El hombre acecha, (1938-39)

Poema de Luis Cernuda.

Te quiero
 
Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso; 

Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes; 

Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas; 

Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino; 

Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras. 

Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.

Romance Sonánbulo.

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.


Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

 --Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
--Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

 Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
--¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!


Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.


Federico García Lorca

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He was the voice.
The feeling.
The tears.
The smiles.
The fucking rage growing inside.
The love.
The hatred.
The destruction.
But above all the creation.
He was the man.
The God.
The star.
The world.
The universe.


He was my freedom.

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El alma se desgarra en pedazos. Los recompongo con paciencia. Cosiendo cada retal que dejó la desolación más profunda, a uno más nuevo, más sonriente. Es difícil, definitivamente una ardua tarea. Y la memoria no me ayuda.

Descubrir cicatrices nuevas, y descubrir que hay heridas que no cerraron nunca. Descubrir que por mucho que los cosas, siempre habrá pedazos de tela que se perdieron en el camino. Y esos, ya no los recuperas.

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Ella no está. Ya no va a estar nunca. El mundo sigue girando igual, a él no le importa. ¿Y que más da si el mío se paró en aquel momento? A ellos no les importa.

Y desde que ella no está, para mi todo importa un poco menos.

Tuesday, July 17, 2012

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Y la vida es esto, un cúmulo de sensaciones, un cúmulo de recuerdos. Pero sobre todo, sonreír cada vez que sale el sol de nuevo. Y no dejar de soñar nunca. Un continuo fluir de emociones salvajes, y una esperanza de que el futuro siempre será mejor. No sé lo que pasará mañana, pero hoy ha salido el sol. Sonrío.

No renunciaría.

Al olor de un libro viejo cuando lo abres mientras acaricias su páginas amarillentas. A una poesía con rimas exactas. A la perfección de un extracto de esa novela de Delibes. A T.S Elliot y ese poema que me cautivó. Digamos que Paul Auster es imprescindible. Y Rowling más aún. Esos diálogos serán inmortales. Los poemas de Neruda. Sobre todo el último de ese libro que tengo. Y la frase final del que está en la página 67 si no me equivoco. Cada vez que leo esas cuatro líneas se me erizan los pelos de los brazos.Vamos a ver, Pessoa es algo más. Ese libro es sublime. No alcanza la perfección porque él mismo dice que la perfección es inalcanzable. Si no la alcanzaría. Pero es difícil imaginar como un ser humano ha podido escribir semejante tesoro sin ser perfecto. Desde luego, es la aproximación más perfecta que he leído. Dickens y su humor, realmente sobrecogedores. Jamás creí que podría llegar a reirme tanto leyendo a un autor inglés clásico. Lo inesperado siempre sabe mejor. Los personajes son tan geniales que terminas admirando la imaginación de ese señor. No puedo olvidarme de Perez Galdós, y aquel libro tan lleno de belleza y ternura. Los rudos paisajes que describe Machado con tanta sensibilidad. Y su querido olmo. Bukowski y sus locuras y excentricidades. La máquina de follar fue el libro más irreverente que he leído jamás, pero rebosa genialidad por todos los costados. Es inmenso. Daniel Defoe con su Robinson Crusoe. O García Marquez con sus Cien años de soledad. Magnífico libro, aunque lo leí siendo una chavalita y no pude captarlo bien en su totalidad. Tengo que releerlo. Pero el Coronel no tiene quien le escriba fue colosal. Ese final no tiene símil. Podría pasarme toda mi vida escribiendo y jamás conseguiría terminar tan bien una novela. Lord Byron también tiene lo suyo. Y Béquer no se queda atrás. Mark Twain y sus travesuras. Lorca y su Poeta en Nueva York. Miguel Hernández y la eternidad de su espíritu impregnada en esas líneas. Y Camus, y Hesse, y Kafka, y Tolstoi... Todos los que se esconden en las baldas de mi cuarto. Y en las de la sala. Los que dejaron su mejor parte guardada en papeles que amarillean con el tiempo. Siempre serán inmortales. Estan ahí, y son geniales. Y jamás renunciaría a poder perderme con ellos en cualquier nueva aventura que quieran emprender. Estoy aquí, y preparaos grandes autores, porque no dejaré de leer.

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Destapas la cama y pones bien la almohada. Es hora de hacer balance. Un día puede dar para mucho. No sé, son 24 horas, 1.440 minutos, 86.400 segundos. Un corazón normal, no deportista quiero decir, puede latir alrededor de 100.800 veces durante todo un día (como referencia he cogido 70 pulsaciones por minuto, es más fácil de multiplicar sin calculadora). Imagínate. Respiramos más o menos 12 veces por minuto, asi que nuestros pulmones tienes que inspirar y expirar unas 17.280 veces al día. Joder, ¿dicho así parece una burrada verdad? Pero todo esto, todo esto que al cuerpo se refiere, se le queda muy corto, demasiado corto a la mente. Ya me dirás, en 24 horas, 1.440 minuto o 86.400 minutos el cerebro puede hacer virguerías. No sé, de repente tienes 30 años y tienes dos hijos y luego de repente tienes 7 y estás jugando a fútbol en el patio de delante de tu casa, y de repente haces cálculos mentales del dinero que te queda para gastar, te inventas cuatro pareados, y te imaginas un universo paralelo, a la vez que intentas entender que quería decir ese signo de exclamación e intentas acordarte de la letra de la canción que estabas entonando hace un rato. Y luego sus ojos, y lo que dijo ella, y luego lo que tu madre te advirtió que no hicieras, y luego el examen que te salió mal, y qué coño vas a hacer el año que viene si no tienes ni idea y te va a salir mal otra vez, y luego lo que te dijo tu padre mientras no le hacías mucho caso y claro las ideas no están bien ordenadas, ordénalas, y luego tu hermano que te ha puesto del revés en un segundo, y luego el tiempo, y luego los días, ¿en qué día estamos? ¿y cuantos quedan?, y luego un plan mental de cómo harás la maleta, y cómo conseguirás meter de estrangis las chancletas que tanto odia tu ama, y luego las líneas que no acabaste el otro día pero no se te ocurre nada para seguir, y luego él otra vez, y luego una reflexión sobre política, sobre lo que ha dicho el de la tele, y luego el espacio-tiempo, Heisenberg y su principio de incertidumbre, estás de acuerdo, y luego una duda sobre un actor de los años 60 o vete tú a saber de cuando, y luego esa frase que te caló hondo, y luego darle vueltas otra vez a lo mismo, que si él, que si ella, que si lo que dijeron, que si esto que si lo otro, que si a qué hora pongo el despertador mañana porque joder solo quiero dormir! Tu cabeza no puede más, pero ves la almohada llamándote y sonríes. Por fin, a la mierda con todo, me las piro a sopar!

Y cuando crees que no puede ir peor, empiezas a soñar, y en tus sueños sale él, yl luego ella, y ellos, y ellas, y la mierda esa que tanto te frustra, y de repente un asesino, o te has perdido, o no puedes saltar los muros, o vete tú a saber qué, y pasas toda la noche soñando angustiada. Y entonces es cuando te despiertas, y dices: putas pesadillas!

Pero entonces empieza tu día, y es más de lo mismo.



Harry.

...
"Lily's smile was widest of all. She pushed her long hair back as she drew close to him, and her green eyes, so like his, searched his face hungrily as though she would never be able to look at him enough.
'You've been so brave.'
He could not speak. His eyes feasted on her, and he thought that he would like to stand and look at her forever, and that would be enough."
Extract from Harry Potter and the Deathly Hollows

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Cuando la noche cae, mi escritorio es mi templo. El refugio que me da el papel en blanco. ¿Puedes entenderlo? Lo dudo. Desde los trece dándole duro.

Monday, July 16, 2012

Ashes.

All the old memories.
His smell.
My smile, the wide one.
All the talks.
The summer nights.
His right dimple.
The fucking letter that I wrote, while my eyes were crying their heart out.
The silences.
The empty words.
The end.
The nothing.

Everything was burnt to ashes.

Saturday, July 14, 2012

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No sé de que árbol me he caído. Últimamente no encuentro el norte. El sur siempre me llamó más, por eso del calor. Pero mi sitio siempre fue de color verde. El horizonte me cuenta que ya faltan pocos días para volverme a encontrar con ese cielo y ese olor.

Y tengo ganas de verle.

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Voy desmigajando ilusiones. En esta habitación, nadie más que yo. La lluvia hoy ya no viene. Van pasando las horas.

Suerte que no hay nadie que me diga que le de cuerda al reloj..

Passages.

...
"You choose the strong and clever over the weak and kind."
"That's pretty brutal stuff Nathan. Take your argument one step further, and the next thing you'll be telling me is that Stalin should be revered as a great man."
"Stalin was a thug, a psychotic murderer. I'm talking about the instinct for survival, Tom, the will to live. Give me a wily rascal over a pious sap any day of the week. He might not always play by the rules, but he's got spirit. And when you find a man wit spirit, there's still some hope for the world."

Extract from The Brooklyn Follies, Paul Auster.

En todas las horas..

Pasos que parecen insignificantes. Semáforos en rojo. Una sonrisa. Más pasos. Su mirada tiñéndose de gris. Humedeciéndose. Mi alma partiéndose en pedazos. No sé cuantos, no pude contarlos. Una noche sin él. Dos. Me estoy ahogando. El mundo sigue girando. Sigo sin poder entender. Soy incapaz. Intento seguir pero resbalo. No hay tierra firme. ¿Estoy volando? Caigo en picado. Inevitablemente. Mis alas se han roto para siempre. ¿A dónde voy? No tengo ni idea. Todavía me queda una pequeña noción de lo que soy. Un pedazo desmembrado flotando a la deriva, intentando no hundirse, no rendirse. Sin ti no puedo. Miedo. Incertidumbre. Lágrimas. Vuelve, no te vayas. No te vayas nunca. Te necesito. Ni distancia, ni tiempo. Te quiero aquí y ahora. En esta y en todas las horas.


En todas las horas, mi vida.

She.

She sings the same song she used to sing. Now I can hear it clearly. Do not let your voice fade away. Sing little girl, sing..

Nunca para..

Un análisis irrelevante. Un intento fallido. Otra lágrima. La angustia oprimiendo el pecho. Una conversación a las tres de la madrugada. Intentar respirar hondo. Otra vez. No me sale. ¿Dónde está mi yo valiente? Me quedo sola. No tengo fuerzas. Mi lado malo siempre gana. Inutilidad máxima. Déjalo, no hay nada que hacer. Un día más. Otra pastilla. La corriente nunca para.

Wednesday, July 11, 2012

Se fue.

Se dio la vuelta y se fue, andando lentamente por la orilla de ese mar de sueños rotos y promesas sin cumplir. Se dio la vuelta y se fue, sin volver a mirar esos ojitos marrones una última vez. Se dio la vuelta y se fue, su alma no podía con el peso. Se dio la vuelta y se fue, encadenada de por vida a aquel absurdo beso.

No habló, no dijo nada, no gritó, no rompió nada, no pegó, no arañó, no desgarró. Solo se fue.
Se fue, rota por dentro en mil pedazos manchados de pretextos y carmín de otro color. Se fue, llorando sangre, llorando amor por la esquinita de su ojo derecho. Se fue, sin nada que perder, porque lo perdió todo aquella tarde en esa habitación. Se fue, porque el mundo ya no giraba para ella.

Se paró el reloj, se pararon los segundos, se congeló el momento. Se pararon las agujas cuando abrió la puerta.

Jamás contaría que pasó, como todo se esfumó en un instante. Jamás hablaría ya de él, se olvidó de los colores se su nombre.

Se fue, caminando sin parar, hasta el último confín, el último lugar. Se plantó a vivir en un rincón, con una preocupación indiferente, sin nadie más, sin más, sin gente. Ahora, solo su perro la vigila cuando duerme. Ahora, solo su perro la protege cuando llueve.

No le queda café, y se vuelve a dormir. Y en sus sueños aparece. 

Siempre aparece.

Fragmento final de La carta en el camino, de Neruda.

Amor, te espero.

Adiós, amor, te espero.

Amor, amor, te espero.

Y así esta carta se termina
sin ninguna tristeza:
están firmes mis pies sobre la tierra,
mi mano escribe esta carta en el camino,
y en medio de la vida estaré
siempre
junto al amigo, frente al enemigo,
con tu nombre en la boca
y un beso que jamás
se apartó de la tuya.

Pablo Neruda

Fragmento final de Epitalamio, de Pablo Neruda.

Y así ves, amor mío,
cómo marcho
por la isla,
por el mundo,
seguro en medio de la primavera,
loco de luz en el frío,
andando tranquilo en el fuego,
levantando tu peso
de pétalo en mis brazos,
como si nunca hubiera caminado
sino contigo, alma mía,
como si no supiera caminar
sino contigo,
como si no supiera cantar
sino cuando tú cantas.


Pablo Neruda

Volveré.

En el epílogo de la derrota las palabras pierden fuerza y me derrumbo sin querer a los pies de la nada más absoluta. No quiero pensar, no puedo. No puedo pensar, no quiero. Intento encontrar un hálito de esperanza en algún rincón de está habitación vacía. Ya tengo hecha la maleta. Me voy.

Pero volveré, y la victoria será épica.

Poema del gran Miguel Hernández.

DESPUÉS DEL AMOR


No pudimos ser. La tierra
no pudo tanto. No somos
cuanto se propuso el sol
en un anhelo remoto.
Un pie se acerca a lo claro.
En lo oscuro insiste el otro.
Porque el amor no es perpetuo
en nadie, ni en mí tampoco.
El odio aguarda su instante
dentro del carbón más hondo.
Rojo es el odio y nutrido.

El amor, pálido y solo.

Cansado de odiar, te amo.
Cansado de amar, te odio.

Llueve tiempo, llueve tiempo.
Y un día triste entre todos,
triste por toda la tierra,
triste desde mí hasta el lobo,
dormimos y despertamos
con un tigre entre los ojos.

Piedras, hombres como piedras,
duros y plenos de encono,
chocan en el aire, donde
chocan las piedras de pronto.

Soledades que hoy rechazan
y ayer juntaban sus rostros.
Soledades que en el beso
guardan el rugido sordo.
Soledades para siempre.
Soledades sin apoyo.

Cuerpos como un mar voraz,
entrechocado, furioso.

Solitariamente atados
por el amor, por el odio.
Por las venas surgen hombres,
cruzan las ciudades, torvos.

En el corazón arraiga
solitariamente todo.
Huellas sin compaña quedan
como en el agua, en el fondo.

Sólo una voz, a lo lejos,
siempre a lo lejos la oigo,
acompaña y hace ir
igual que el cuello a los hombros.

Sólo una voz me arrebata
este armazón espinoso
de vello retrocedido
y erizado que me pongo.

Los secos vientos no pueden
secar los mares jugosos.
Y el corazón permanece
fresco en su cárcel de agosto
porque esa voz es el arma
más tierna de los arroyos:

«Miguel: me acuerdo de ti
después del sol y del polvo,
antes de la misma luna,
tumba de un sueño amoroso».

Amor: aleja mi ser
de sus primeros escombros,
y edificándome, dicta
una verdad como un soplo.

Después del amor, la tierra.
Después de la tierra, todo.

Miguel Hernández


Tuesday, July 10, 2012

No hay salida.

Sus voces me crean una presión insoportable. Sé que no voy a llegar, que no llego. Sigo sin darlo todo. Me cuesta. Mi cabeza experimenta cambios a diario. Me han bajado la dosis de locura. Pero mi cordura sigue sin volver aún. ¿Qué puedo hacer? Me pierdo en el mismo laberinto, y sigo sin saber como salir. He estado tantas veces aquí, que reconozco cada esquina, cada pared, cada récodo. Pero es inevitable, cada vez que entro me encuentro con que no consigo encontrar la salida. ¿Dónde está la salida? Joder, nunca sé salir. Lo sigo intentando igual que el primer día. Me agoto. Ellos no me creen. ¿Qué más da? Esto es cosa mía. Una interminable lucha contra mi misma.

Esta claro que soy mi peor enemiga.

Fragmentos.

- Si, eso es, eres un cobarde. ¿Sabes por qué? Porque lo fácil es follarte a cien o a doscientas. Lo fácil es ir de flor en flor, sin quedarte nunca. Lo fácil es la superficialidad. ¿Sabes lo que te pasa? Tienes miedo a la intimidad. Miedo al compromiso. Jamás podrás amar a nadie. Porque amar es lo más arriesgado que se puede hacer en la vida. Amar es dar un salto al vacío sin que te importe la caída. Amar es dárselo todo a la otra persona. Amar es generosidad. Y eso es algo que tú no tienes. Y te da miedo. Te da miedo enamorarte. Por eso nunca te quedas. ¿Pero sabes qué? En realidad me das pena. Porque lo que tú haces es basura. Eso es una mierda. Lo realmente grandioso es tener cojones para amar a una mujer, estar a la altura y permanecer a su lado el resto de tu vida. Eso pocos lo saben hacer. Y desde luego tu jamás entrarás en esos pocos. Eres un mierda. Me das pena. Olvídame.

...

...
Él se queda sentado en el banco, fumando, viendo como el sol se esconde. Busca en su corazón algo a lo que aferrarse. Pero esta vacío, podrido. Lo único positivo en él era ella. Y ahora, ya sin ella, no había nada que salvar. Era un paria. Un desgraciado. Un alma herida desterrada al olvido por la única persona que había creído que dentro de esa coraza monstruosa habitaba un corazón, un alma, una brizna de felicidad, de alegría. Se había equivocado. Estaba condenado a vivir solo y olvidado para siempre. Empezó a caminar. Hacía frío. Le daba igual. Iba a emborracharse y a intentar no recordar jamás quien era, de donde venía y en que mierda de persona se había convertido.

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Que te voy a contar. El mundo sigue girando. Mi habitación sigue desordenada. Sigo sin poder dormirme en cuanto me meto a la cama. Sigo necesitando las siestas como el aire que respiro. El chocolate me sigue gustando igual. Y creo que mi pelo no ha crecido nada.

 

Lejos de aquí..

Los segundos siguen pasando. La tierra gira hacia el este. El tiempo es estático. No hay aire en la luna. Otro día más, la misma mierda. Puedo sentir la angustia palpitando. La soledad es algo tan concreto. Palpas la ausencia. Corta. Pero la herida no sangra. Será la costumbre. Ellos no están. Y aunque estuvieran no me entenderían. No serviría de nada. Nunca suele servir. Él se fue. Como otros tantos. A ella me la arrebataron. Todavía sangro si lo pienso. Es tarde. Siento el peso de las horas. Escribo para que el tedio no me invada. Pero los recuerdos duelen. Prefiero no pensar. Memoria selectiva. Tráemela. No quiero nada más.


Y una noche más le pido al universo que se lleve mis temores lejos de aquí, muy lejos de aquí..

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The wind. The rain. The wet grass.
Nothing.
All or nothing.
Nothing.
What’s in between?
Time doesn’t wait for us.
Never.

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One summer night. One boy. One girl. The world falls apart in a second.

Suma y sigue.

Suma y sigue. El sol siempre sale por el este. El mundo no para de girar. Sonríe. Merece la pena.

Give me some air, please.

Can you give me some air?
Breathe.
The wind is blowing but I can’t feel it.
I hate this sensation.
Am I suffocating?
No, everything seems to be okay.
But it feels weird, like the air I breathe is not enough for my lungs to fill.
The atoms are fighting.
The space is eternal.
Give me some air, please.

Agosto está a la vuelta de la esquina..

Ese olor tan particular. Los recuerdos almacenados en un pequeño rincón de mi cerebro. No pretendo sacarlos a pasear, pero vendrán a buscarme. Nada fue nunca tan efímero y tan intenso a la vez. Sobrecogedor. Quizá mi percepción estaba alterada por el calor del sol a la hora de comer. Mi piel notaba otro aire, otra brisa. El viento sonaba diferente. El color del trigo se apoderaba de todo. La soledad se palpaba mejor. Y no me asustaba. Fue algo mágico en muchos sentidos. La entrada a otro lugar donde poder evadirse del estrés continuo que nos traen el asfalto y el ruido. Creo que no supe verlo. Ahora lo veo, lo siento, lo anhelo. Necesito volver.

Poesía.


El ronco susurro de una voz que ya no suena
La sigilosidad, el silencio que guarda
Una mirada que se ha convertido en agua
Y ya da igual que la suerte sea mala, o sea buena


El suspiro de un adiós, la sonrisa de una esperanza
Un amor tan infinito que el mundo no lo abarca
Aquel beso tan lejano, una mano que no alcanzas
Y cada día, cada hora, siempre vuelve la añoranza


Una semilla que siembras con tus manos
Ves a la lejanía el horizonte enrarecido
La eterna lucha que aún persiguen los vencidos
Que se niegan a terminar siendo olvidados
 

Un esfuerzo que otra vez ha sido en vano
Una herida que aun sigue sin curar
La certeza de saber que va a durar
El dolor, tan cruel y tan amargo


Mikele.