Thursday, October 30, 2014

- I love you.
- How much?
- This much.

And with her finger she drawed an eight into the sky.

Wednesday, October 29, 2014

Me rindo.
La piedra de la resurrección está en el suelo,
y yo camino sola entre mis fantasmas:
tú no estás.
El viento frío
me eriza la piel,
mientras me preparo
para derramar mi última gota de sangre.
¿Quién va a salvarme?
Estoy vendida.

Las dos heridas,
esas putas dos heridas,
haciéndome mella
en el costado.
Mira mi sangre,
es negra,
como tu color favorito.

El suelo se llena
de sal,
y no hay quien
encuentre
una palabra
que pueda acabar con este desastre.
Remátame,
ya no tengo fuerzas para
seguir buscando.

Que me queme el sol
antes de que llegue la lluvia.

Que me queme el sol.


Monday, October 27, 2014

Ahora es cuando me desnudo sin ningún tipo
de tapujo y te digo:
ven, ven, cómeme el coño.

¿Ves esta marca en la mitad del pecho?
Es el corazón intentando escapar.
Mi caja torácica ya no soporta
sus constantes golpes
de mala suerte.
Me cruje el esqueleto
cuando pienso
en esa mierda.
Intento leer unas líneas
de cualquier poema
y se me atragantan los puntos,
como si me estuvieran intentando decir:
'¿lo ves? todo se acaba, siempre, incluso las palabras.'
Pero que putada sería vivir en un mundo
en el que las palabras se acabasen.
Que no cuenten conmigo.

Pero algo no va bien.
Ya ni siquiera tengo ganas de escribir,
y yo siempre tengo ganas de escribir.
¿Qué me está pasando?

Me abro de piernas
y te sangro todos los desastres
que intenté construir con una sola mano,
normal que se hayan derrumbado
con el mínimo soplo de viento,
no estaban preparados
para la tormenta.
Estoy jodida.

Podría parir otra frase más
pero no tengo fuerzas para intentar
hacer como que todavía me importa lo suficiente.

Joder, que mentirosa soy.

Me importa tanto que estoy a punto de quedarme sin palabras.

A la mierda.

Cuando no me salen las lágrimas ni las palabras
poco queda por hacer.
No hay cura para el alma.
No hay cura para nadie.

Alerta roja:
estoy a punto de empezar a desangrarme.

Y no sé si esta vez habrá vuelta atrás.

Saturday, October 25, 2014

I don't wanna be that girl.
I'm fuckin' tired of being that girl.
I can't bear to be that girl.

Not anymore.

For once in my life,
I just want to be the one that doesn't fuckin' care.

But you know what?

I can't.

I guess I just care too much.
I guess that's who I am.

Gosh, I hate that girl.

Friday, October 24, 2014

"Llamé a Midori por teléfono.
- Quiero hablar contigo- le dije-. Tengo muchas cosas que contarte. Eres lo único que deseo en este mundo. Necesito verte. Quiero empezar una nueva vida a tu lado.

Al otro lado de la línea Midori enmudeció durante largo tiempo. Aquel silencio recordaba todas las lluvias del mundo cayendo sobre la faz de la Tierra. Yo, mientras tanto, permanecí con los ojos cerrados y la frente apoyada en el cristal. Por fin, Midori habló.
-¿Dónde estás?- susurró.

¿Dónde estaba? Tpdavía con el auricular en la mano, levanté la cabeza y miré alrededor de la cabina. ¿Dónde estaba? No logré averiguarlo. No tenía la más remota idea de dónde me hallaba. ¿Qué sitio era aquel? Mis pupilas reflejaban las siluetas de la multitud dirigiéndose a ninguna parte. Y yo me encontraba en medio de ninguna parte llamando a Midori."

Thursday, October 23, 2014

No matter what,
he was always in that fuckin corner,
waitin for me.
His eyes, his beard,
hi fuckin' cap.
Everything.

I was tryin' to run away,
but I couldn't.
It was just like those dreams,
when somebody is chasin' you
and you run and you run
but yu just stay on the same spot.
It was frustrating.

The memorie of him lookin' at me,
like a was something similiar to nothing,
was killin' me.
It is killin' me.
But I just can't find a way to turn around the corner
and start walkin in a different street.

It's like I'm anchored to his chest
and somehow there's no way out
of the port.

I'm screwed.

I really feel
like a fly trapped
in one of those little adhesive tapes.

He is my sky.
I can't fly anymore.

Thursday, October 16, 2014

Y ahora lo que me gustaría hacer sería hablar contigo toda la puta noche y no dejar de hablar y que saliera el sol y tener ojeras y que me la sudara porque habría estado hablando contigo y eso hubiera sido suficiente. Sería suficiente. Pero en vez de eso estoy escribiendo en un pedazo de papel virtual intentando escupir toda la mierda que estoy guardando dentro del pecho que de tanto acumular se me va a acabar pudriendo y pues no me da la gana. Me estoy volviendo más loca de lo que ya estaba y mira que yo ya venía muy loca de serie. En casa me lo dicen mucho. Estoy haciendo el indio más de lo habitual y ahora mismo sólo quiero que la tierra me trague y aparecer en el otro hemisferio, por Australia o así, e irme a una playa desierta, con canguros y muchas palmeras a beber ron mientras escucho música que no lleve en el mp4. Y contarle a la luna que qué puta es la vida a veces, y que qué mierda estar dentro de mi cabeza, y que por favor me deje subir al cielo con ella a pasar del mundo y de sus putadas. Porque sí, me voy a ir a vivir a la luna, a pasar de todos los convencionalismos, de todos los "tía no", los "estás loca", los "es que si haces eso van a pensar que estás fatal", los "¿pero cómo le vas a decir eso?, los "no, no puedes hacerlo." Estoy hasta el coño de tener que guardar las formas, de tener que esperar, de tener que callarme, de tener que saber estar, de tener que ser políticamente correcta. No, no soy esa mierda que quieren que sea. Y joder sí, soy un puto desastre, se me rompen todos los cacharros electrónicos que mi padre ya no sabe qué coño hacer conmigo, limpio los cubiertos ochocientas mil veces, tengo compulsiones, creo que todo lo malo del mundo me va a pasar a mí, soy hipocondríaca elevada a n, no puedo mantener nada ordenado porque soy un completo desorden, no sé ver una peli callada, lloro todo el rato por cualquier tontería, pienso demasiado, me tomo las cosas a pecho, soy tan nerviosa que ni puedo tomar coca-cola porque me da algo literalmente, cuando veo el fútbol grito y digo palabrotas y si mi equipo va perdiendo odio al mundo entero, escupo al suelo todo el rato y mi compañera de piso no lo aguanta y me quiere partir la boca cada vez que salimos juntas a la calle, mi madre me dice que parezco un camionero, pero yo es que no puedo dejar de hacerlo, visto mal, no sé estarme quieta, hablo muy alto, se me olvidan las cosas y las tengo que apuntar en la mano, me cuesta dormir y siempre tengo sueño, no bebo de latas, no compro en los chinos, soy jodidamente impuntual y siempre siempre siempre pierdo los autobuses en mi cara.. Y mi mayor defecto, el mayor de todos, es que siempre, pero siempre, digo lo que siento. Y me dicen que no lo haga, que esas cosas no hay que decirlas,que las guarde dentro de mí, que son para mí, que son mías. Sí, estoy de acuerdo. Son mías. ¿Pero de qué coño me sirve guardarlas? Si acabo de conocer a dos personas maravillosas con las que comparto mi día a día les voy a decir lo bonitas que son, lo mucho que me gustan sus sonrisas y lo genial que es tenerlas a mi lado. ¿Porque qué pasaría si mañana me muriera? Que ellas no lo sabrían. Y joder, a la gente le gusta saber esas cosas, ¿no? A mí por lo menos me gustaría saberlo. Pero no es lo políticamente correcto decirle a alguien ciertas cosas, pues porque no, porque lo dicen ellos. Y yo entonces estoy loca. A la mierda. ¿Quienes son los locos aquí? ¿Los que sentimos y saltamos y pisamos los charcos y nos mojamos y nos la jugamos aunque supuestamente según ellos seamos unos ridículos de mierda, o aquellos que viven en las sombras, que nunca saltan, que nunca se mojan y que viven cómodamente en su zona de confort? Prefiero estar como una puta cabra a ser así. Porque sí, porque ¿qué coño pasa si quiero subir a la azotea de mi keli y gritarle al puto mundo entero que por ti haría hasta el esfuerzo de comer coliflor? Que le jodan a todo eso, no sé vivir fingiendo algo que no es, algo que no soy, algo que no siento. Y si eso me convierte en una neurótica rara que está completamente chiflada, pues entonces seré una neurótica rara que está completamente chiflada. Pero puedes llamarme Make. Suena mejor.

Monday, October 13, 2014

"Puedes abrir tu corazón siempre y cuando quieras hacerlo.
-¿Y qué sucede cuando lo abres?
Reiko, con el cigarillo entre los labios, juntó las palmas de las manos con aire divertido.
- Que te curas. - afirmó.
La ceniza del cigarrillo cayó sobre la mesa, pero a ella no pareció importarle."
Escribo porque escribo, porque la vida duele, pincha, sangra, porque mis dedos gritan, gimen, aúllan; me dejo llevar como la arena por las olas. Espuma blanca en las comisuras del alma, como si las rocas no fueran suficientes para detener el mar. Es la tormenta perfecta. Un universo resquebrajado debajo de los párpados, el aliento de un "quiero y no puedo". Perdiéndome en cualquier callejón, estudiando los matices, convirtiendo los "no", en "ya veremos", bailando sin darme cuenta de que lo estoy haciendo, chasqueando los dedos, respirando. Mirando al cielo, sonrío al pensar que la luna es igual para todos. ¿La ves? Yo pienso en ti cuando la miro. Y casi no siento frío. Casi no siento frío. Rozo las cúpulas con la yema de los dedos, pinto paisajes extraños en el viento, tejiendo palabras que no me caben en el alma pero que de alguna manera no consigo pronunciar. Necesito salir a gritar por encima de los tejados, qué cruel el mundo que nos tiene encarcelados. Me siento con mi bolígrafo a un lado esperando poder vencer el pánico escénico que me crea esta soledad tan inmensa. No creas que voy a rendirme. La vida fue y es, eso ya lo sabíamos. La relatividad del tiempo me sigue asustando, las horas pasan lentas ahora que no estás aquí. Contigo pasaban muy rápido. Y esa tortura de pensar sí de verdad las aprovechamos. Es lo único que tengo, mi tiempo, sin dinero y sin abrigo sigo caminando. Y ese poema de Neruda sigue retumbando en mi cabeza, como si fuera ayer cuando te tenía delante y te decía que lo nuestro sería interminable. En ese territorio, de tus pies a tu frente, andando, andando, andado, me pasaré la vida. 

En qué territorios andarás ahora. En qué frente posaras tus labios, en qué pies enredarás tus piernas. Dónde pasaré la vida, si ya no es en tu cuerpo. Dónde pasarás tu vida, si ya no es en mi cuerpo. Los poetas tienen razón, cuando se ama de verdad el amor nunca se acaba. Pero si se acaba el tiempo, y el espacio nos separa. Cuando pasas página y no dejas el marcador, no sabes volver a donde estabas. Por eso me aprendí esas líneas de memoria, por si alguna vez la vida nos hacía coincidir. No sé qué me duele más, que me escribas y leerte, o sentir que realmente no tengo ganas de contestar. Se nos fue la ilusión por la ventana, me has roto las ganas, ya no queda nada más. Un año es demasiado dicen. Y es que a veces un segundo es una eternidad.

No olvides que te voy a querer siempre. Aunque no me quieras. Aunque ya no nos sepamos encontrar. Aunque tus ojos azules ya no vuelvan a mirarme, aunque el calor se apague, aunque nunca nos volvamos a llamar.
"Interrogué a Nagasawa tras acostarme con tres o cuatro chicas. ¿No se sentía vacío tras haber hecho aquello setenta veces?
- Que te sientas vacío demuestra que eres un tío decente. Esto es algo positivo.- dijo-. No ganas nada acostándote con desconocidas. Sólo consigues cansarte y odiarte a ti mismo. A mi también me pasa."

Sunday, October 12, 2014

No vas a echarme de menos.

Que fácil es a veces
hacer como si nada.
Pero a mi no me sale.
Contigo no.

Me ahogo en cada silencio.
El eco me repite esas palabras
como si fueran puñales.
Me estoy cayendo.

Me ahogo en cada palabra.
Esa puta guerra en el filo de las yemas
de mis dedos.
Estoy en el asfalto.

Muerdo la sangre seca,
la mierda esparcida
que me habla de ti,
de este despropósito
cruel
que me ha llevado a la locura.
Joder,
yo ya estaba loca.
¿Ahora qué?

Ahora hielo,
óxido en las venas.
La desidia me come
el cerebro
y no me quedan
folios suficientes.
Esta no soy yo.
O al menos
no es así
como me recordaba.
Voy a cambiarme
de piel.

Las sirenas,
los truenos,
las voces de los vecinos
gritándose.
Bienvenido al caos.

Creo que voy a salir a jugar un rato,
a morderme
con los perros
callejeros
que no lleven reloj.

No voy a ir a buscarte.

¿Para qué?
No vas a echarme de menos.

Le doy al play,
dejo que suenes.

(I'm gonna miss you.)

Friday, October 10, 2014

Empiezo de cero y la vida me duele. Como una de esas astillas que se te mete en el dedo gordo y no consigues sacar. Así te miro. Te me has clavado en el alma, en el fondo más inhóspito, en el lugar más despoblado. Has llegado, y joder, vaya desastre. ¿Y ahora qué?, le pregunta mi sangre al cielo, clamando por algo que no sé qué es, intentando entenderlo. Hay una aguja en el suelo que no sé de que pajar se ha caído. La cojo y me rajo el costado, quiero vomitar. Nunca fui buena encontrando. Desde que perdí las llaves nunca dejé de perderlo todo. Y tantas veces la cabeza. Sal de ahí, ese no es tu sitio. No decidí meterte, te metiste solo, como si tuvieras derecho a entrar sin llamar y sin limpiarte los pies en el felpudo, a toda ostia y poniéndolo todo al revés, creando el caos. Como si tuvieras derecho a revolverlo, a revolverme. Mierda. Eres mi puto desorden. Termodinámica básica en mi sofá y una de tiros (los que te pegaría si te dejaras). Me mareo. Parece que hoy no quiere llover, mi piel te necesita. Pero nada. El eco en medio del desierto es ensordecedor. No me entenderías. Una puta maleta vieja y un mapa desgastado, no pido más. Bueno, mejor paso del mapa, no lo entendería. La vida está en los callejones más oscuros, en las mañanas más brillantes. Que ironía. Las penas cantando por bulerías y yo mirándolas. No me sacan a bailar, sigo dando palmas. En la palma de mi mano una verdad sangrando, no quiero mirarla, me hace daño. Véndame los ojos si no vas a venir, no quiero ver un mundo vacío. Entiéndeme, tú lo llenas todo. Y ni siquiera te das cuenta, tú ni siquiera te das cuenta. Me vuelvo a marear. Mi punto más al sur me habla de desiertos. Si no llega la lluvia voy a arrancarme las entrañas. Respiro. Nada puede ser tan malo. Por favor, que nada sea tan malo. Otra vez. Y otra vez. Ahora quiero salir corriendo. Mi corazón se rompe un poco más. Está tan descosido que ya casi ni se nota. Retales por doquier, y yo sin saber coser. Vaya puto desastre. Y ahora apareces tú, con tu forma de hacerlo todo sin hacer absolutamente nada, exasperándome. Y ya no me importa el mundo. Sólo este desastre que has creado. Sólo esta forma de no dejarme de marear. Esta locura. Creo que me estoy cayendo. Y ni siquiera puedo echarte la culpa. Lejos joder, vete muy lejos. Donde no pueda oír tu voz. Donde no puedas matarme. 

Thursday, October 9, 2014

Rajarse el corazón,
abrirse de piernas.
Bailar un tango con la pena
mientras la vida te pisa los talones.

Sal corriendo,
empieza a llover.
Que nadie me diga que coja el puto paraguas,
quiero mojarme.
Además, yo no tengo paraguas.
Tampoco lo tendría.
Te ponen frenos,
obstáculos,
barreras.
Una más entre un millón.
Pero esa me la salto.
Porque sí, porque me da la gana.
¿Quién dijo que no nos podíamos mojar?
Salen ganando las farmacias.
Y yo si me vinieses tú a arropar.
Algunos catarros
pueden ser el paraíso.
Enciérrate en esa habitación
conmigo,
y que nadie venga a molestarnos.
Que quiero hacerte el amor
hasta que se caigan los tejados.

Y me la suda
lo que pueda pasar.

Ojalá que algún día
a ti también te la sude.








Wednesday, October 8, 2014

Escrito a 8/10/14

- Hola.
- Hola.
-¿Está ocupado?
- No.
-Puedo sentarme.
- Sí.
- Vale.
Se sentó en la parte superior del banco, en el respaldo, poniendo los pies donde supuestamente tenías que poner el culo, pero ella siempre se sentaba así. Le miró de reojo varias veces sin atreverse a hablar. Luego se puso a mirar a dos perros que jugaban en el césped mientras sus dueños los vigilaban.
- ¿Te gustan los perros?
- ¿Qué?
- Que si te gustan los perros.
- Sí, supongo que sí. ¿Por qué me lo preguntas?
- Oh, no, por nada. 
- Ah, bien.
- No, verás, es que me gusta saber si a las personas les gustan los perros. Dice mucho de ellas, ¿comprendes? Por ejemplo, a mí me encantan los perros, pero los gatos me dan miedo. ¿A ti te gustan los gatos?
- Si, tengo uno en casa.
- ¿Tienes uno en casa? Oh, qué pena.
- ¿Qué pena? ¿Por qué que pena?
- Porque ya nunca podré subir a tu casa.
La miró de golpe, como si alguien le hubiera dado una bofetada para girarle la cara. No podía creerse que hubiera pronunciado esas palabras. ¿Subir a su casa? Pero bueno, vaya descarada. Si ni siquiera la conocía. Era una chiflada que se sentaba junto a un extraño en un banco y se ponía a hablar de perros. Qué locura de persona.
- Perdona, ¿cómo?
Le miró a los ojos. Sonreía.
- No, pero no te asustes. Primero pensaba llevarte a cenar y todo eso, ¿sabes? ¿Cuál es tu plato favorito?
- Oye, me estás asustando. Creo que me voy a ir. Ha sido.. ummm.. curioso.
Se levantó del banco y empezó a alejarse despacio. Ella no se levantó del banco. Se quedó allí mirando a los perros, sonriendo y moviendo los pies de un lado a otro. Mientras se iba alejando no pudo evitar mirar hacia atrás. Se quedó mirándola un rato. No cambiaba de postura, seguía mirando a los perros como hipnotizada. No miró hacia él ni una sola vez, no parecía que le hubiese importado que se levantara. De hecho, parecía más bien que era lo que se esperaba y que estaba totalmente de acuerdo con ello. De repente se levantó y echó a correr hacia los perros. Se puso a jugar con ellos. Era un espectáculo verla retozar por el suelo mientras ellos le saltaban por encima y le lamían la cara. Reía y el eco de su carcajada retumbaba por todo el parque. No pudo evitar sonreír. Era una imagen llena de ternura, llena de vida, llena de colores. Se dio la vuelta y siguió andando. ¿Podría estar de verdad muy loco alguien que jugaba así con unos perros? Pensó que muy normal no podía ser que alguien se te acercara a hablarte como ella le había hablado. Pero por alguna extraña razón no sintió miedo.


[Tengo estos huesos hechos a las penas]


Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.

Miguel Hernández

Tuesday, October 7, 2014

It was always a matter of time. But suddenly, it became a matter of life and death. As if all the air in the world was concentraded in his lungs, and kissin' him was the only way of keep on breathin. Of keep on livin'.
Y ahora esa canción en mi cabeza,
mientras pienso
en como la oscuridad
es la única manera
de que brillen las farolas.
Mi cuerpo aúlla de cansancio
y casi no me quedan fuerzas para
mantener los ojos abiertos,
pero mis dedos me están gritando.
Y joder,
cuando me gritan
no tengo escapatoria.
Hay condenas a las que te entregas voluntariamente.
No tengo miedo,
aunque lo tuve.
Se disipan
las pocas certezas
que corrían descalzas,
las dudas han venido
a ponerlo todo patas arriba.
Y no veas que puto desastre.
Hasta que un fogonazo
me cruce
el pecho,
y el dolor sea insoportable
pienso aguantar
todos los vendavales,
como un puto junco
que se dobla
pero no se rompe.
Que venga tu vendaval
y me lleve por delante.
No me importaría una mierda.
Estoy sintiendo el peso
de esas imágenes
a cámara lenta
y en todas sales sonriendo.
Y qué sonrisa.
No sé cómo
escribir
en el remitente
la dirección del viento.
Tirito de frío
aunque esté a treinta grados.
Piel de gallina,
pelos de punta,
el alma temblando.
Y tu nombre.
Hay tormentas
que pueden acabar contigo.


El invierno nunca me dio miedo.

Ven,
acaba conmigo.

Friday, October 3, 2014

Todavía no he tirado la toalla y eso que hace tiempo que sonó la campana. Me quedé en el ring, con cara de idiota y la mirada perdida, esperando a que tú llegaras a sacarme de ahí, a decirme 'venga, vámonos' mientras me cogías de la mano. Me cago en todo pero que gilipollas soy. Como si tu fueras a hacer algo así, como si tu estuvieras pensando en salir a correrte conmigo. Qué absurdo resulta todo, qué fútil. A veces parece que nos gusta crearnos espejismos, camuflar la realidad detrás de un espejo que sólo refleja lo que queremos ver, escondiendo el resto, como si al esconderlo dejara de existir, como si por no verlo fuera menos verdad. Que ironía. La vida a veces te lo pone difícil, como si estuviera diciéndote: a ver si puedes con esto, inténtalo. Y tú lo intentas. Y qué jodido es cuando te la suda. Cuando estás dispuesta a perder con todo, como si el universo se concentrara en esa milésima de segundo en la que todavía no has levantado la tapa de la caja para ver si el gato está vivo o muerto. Con qué descaro se te ríe entonces el lado malo a la cara, con qué puto descaro. Congelada en ese instante en el que todo cae a cámara lenta, pedazos de tu alma se fragmentan, y ya no quedan sonrisas que fingir. A la mierda. Pero no quiero moverme, quiero quedarme aquí. Asimilar la derrota, masticarla, observar la sangre seca del suelo, y mirar al cielo implorando calma. Como si todavía pudiese conseguir un pedazo de cielo, como si todavía pudiese sentir que todavía. Has sido el mejor combate que he luchado en toda mi puta vida. Y aunque volviese a perderlo un millón de veces, volvería a desnudarme el alma, volvería a arder en llamas, volvería a destruirme. Sin paracaídas ni red de seguridad. Llena de dudas, llena de ganas. Sólo porque tal vez, al intento un millón y uno, tú estarías dispuesto a subir un poco la persiana.