Thursday, January 15, 2015

No te estoy diciendo nada,
no soy capaz de pronunciar las palabras.
Silencio.
Eso es todo lo que me das.
Eso es todo lo que te doy.
No hay nada más por estas coordenadas.
Si querías que me fuera no tenías más que decirlo,
y yo me habría ido sin mirar atrás,
sin cerrar los ojos,
silbando esa canción,
enamorándome del cielo.
Me has puesto del revés y ahora no vale,
no me vale.
La vida es mucho más que eso que te crees.
Y más allá de lo correcto
existe mi desastre.
Y no,
no lo cambio por nada.
Mis uñas están hartas de arrancar pedazos
de corazón
del suelo,
intentando volverlos a pegar,
intentando volverlos a esnifar,
para que de una puta vez se queden dentro.
Mi amor es para mí,
ya no lo regalo.

Y no me digas
que me lo dijiste,
porque los silencios matan,
pero prefiero la verdad
a esta puta incertidumbre.

Jugaste conmigo en el filo del colchón sin saber
que estoy hecha de material explosivo.
Claro que exploté,
¿que coño esperabas?

Mi mundo en llamas,
y tu hablándome de no sé que.
No me importan tus reglas,
ni tu forma de hacer siempre todo bien.

Quiero un vendaval.
Alguien que se atreva a que me lo lleve por delante.
Alguien que pueda convivir con el desastre,
que pueda incluso amarlo
cuando el incendio venga a acabar con todo.

No soy la chica que creías.
Soy mucho más.

Tuesday, January 13, 2015

Y la folló como si en toda su vida solo hubiera existido su coño. Los puntos cardinales de su cuerpo bañados en sal, y sus párpados temblando al compás de los latidos de la locura más salvaje. Un gemido. Dos. Y el mundo se derrumba en un instante. La vida ardiendo en la yema de sus dedos, y no le digas que pare, y no le digas que pare. Al revés, es la única manera. No queda aire en los pulmones, no queda sangre en las heridas. Átomos de hielo enredados en la espina dorsal de todas las historias que nunca acabaron bien. Cierra los ojos, respira. La curva de su ombligo no está señalizada, acabarás cayendo en el abismo. Miradas que tiritan a la luz de los miedos, y no hay forma de escapar de la paranoia. Un tiro más, un tiro más. Y todo explota cuando menos te lo esperas. La noche cae desnuda, el mundo parece detenerse por un momento. Y entonces la folla con toda la rabia de saber que sólo quiere su coño para toda la eternidad. Aunque la eternidad, a veces, sólo dure un segundo.

Sunday, January 11, 2015

La vida y la muerte en la palma de la mano.
Abres la boca
y todo se pierde.

Wednesday, January 7, 2015

Un nudo al corazón
y me pongo las botas.
Esas amarillas que no le gustaban a nadie
y que ahora lleva todo el mundo.
Que asco de copias.

No quiero ser yo.
Y no quiero ser otras.

Quiero mirarme en tus ojos
y sentir que empiezo a despertar.

A la mierda.

Me mata el hecho de saberte
tan relativo.
Es todo tan absurdo.

Estoy.

Y luego nunca están.

La vida pasa y
yo sigo mirando a las piedras del camino
como si fueran ellas
las culpables de mis caídas.

Fui yo.
No supe saltar a tiempo.

Nunca más.

¿Pero de qué coño sirven las palabras
si luego siempre actuamos
igual?

Nada cambia nunca.

Me matas.

Y sin embargo,
más viva que nunca,
estoy dispuesta a derribar todas las puertas.

Por mis ovarios que voy a pasar.

A veces te pasas esperando media puta vida
y en una milésima de segundo lo sabes.

Es acojonante.

Pero lo sé.

Y ya no hay quien me pare.


Only music can mend all the scars I've got all over my skin. My body hurts, my heart aches, and my legs feel they can't stand the weight anymore. But I walk. I walk this empty road while I sing that song. Silence. It's gonna kill me now. I'm ready to start over. The ashes are the new beginnin'. Breathe.

Sunday, January 4, 2015

Y sólo quiero verle, verle sonreír, saber que está bien, que no deja de hacer el kinki, que sigue siendo él, como cuando le vi llegar por esa calle, con esas pintas y esa sonrisa que me dejó noqueada. Que me ha dado la vuelta del todo y me ha hecho entender tantas cosas, que le escucho y pienso: joder, ojalá él antes. Y es que sí, ojalá él mucho antes. Que me salva de lo malo, me hace reír tanto que no parece real y pienso que si le tengo cerca nada puede ser tan malo. Pero no está cerca y eso me jode, eso me jode mucho. Pero le voy a ver, le voy a ver, y voy a hacer todo lo posible por verle siempre, siempre, siempre. Porque me voy a ir de aquí, y estaré a unas paradas de metro de él, y le llevaré comida, y veremos pelis, y cantaremos, y haremos el tonto todo el rato, porque a ver, él es tonto, pero mola mucho, y jo soy feliz. Y estoy contando los días, las horas, los minutos.. porque ahora mismo mi sonrisa lleva su nombre, y ojalá la vida se porte bien conmigo y no me lo quite nunca nunca nunca. Porque es muy bonito. Es alucinante.
A veces escucho alguna canción que me pone triste y me hace pensar: ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? Pero luego pienso en todo lo que me has hecho pasar sin yo merecermelo. Estuve ahí desde el principio. Habría estado hasta el final. Y tú lo sabes. Y a pesar de todo, cero, nada, silencio, indiferencia... Y no tiene ningún puto sentido. Y ya no pienso ¿por qué?, sólo pienso, menos mal que me he dado cuenta antes de que fuera irreversible. Menos mal que me hiciste el daño antes de que fuera demasiado tarde. Menos mal que a pesar de todo me salvé. Ojalá seas feliz, ojalá te hagan feliz. Ojalá nunca nunca nunca tengas que acordarte de mí. De verdad. Ojalá.

Saturday, January 3, 2015

- Yo le dije que quería uno de esos, ¿como lo llamarías? ¿paquete? Bueno, pues uno de esos paquetes de palomitas, de tamaño pequeño, porque ya sabes que en los cines te ponen un montón de palomitas y no sé en el pequeño ya vienen muchas ¿no? Y le dije que quería eso y me fui al baño porque tenía que mear, que si no luego no aguantaba toda la peli. Y cuando salí, le vi allí, en medio del pasillo, con dos paquetes de palomitas, enormes, los más grandes de todos, eran gigantes. Me acerqué a él y le dije, "¿pero qué te has comprado? ¿tanta hambre tienes?", y me dice, "no, si no son para mí.", y le digo, "¿y para quién son?", y me suelta, así, tan natural, "pues para ti." Me quedé mirándole asombrada, ¿pretendía que me iba a comer dos paquetes gigantes de esos de una sentada? Estaba loco, vamos. Y entonces le dije, "A ver, pero yo no puedo con todo eso, ¡te dije que quería uno pequeño!". Y lo que me dijo después me dejó tan sin palabras que no sé describirte bien la cara que puse cuando me lo soltó, me dijo: "Ya lo sé. No pretendo que te las comas todas ahora, ni siquiera pretendo que te comas alguna, me da igual si te las comes o no, si se las tiras al de delante o haces migas con ellas. Me da igual. Sólo quiero que las tengas. son para ti. Y si te las comes pues mejor. Estás preciosa cuando comes palomitas, cuando escarbas entre ellas intentando dejar a un lado los maíces que no se han hecho, comiéndolas con ganas, con ansia, como si llevaras días sin comer. Te brillan los ojos y mientras miras a la peli atontada tus dedos rebuscan en esa maraña blanca, y son tan suaves, tan tiernos... cuando estás así, callada y comiendo palomitas, sin saber que te miro de reojo, sin saber que soy consciente de cada movimiento tuyo, como cuando se te cae un puñado al suelo porque eres así de desastre y las miras con cara de pena, no sé bien si por ensuciar el suelo o porque ya no puedes comértelas.. te comería entera. Estás tan adorable que no quiero que pares nunca de comer palomitas y me quedaría mirándote eternamente, y sería feliz sólo con eso. Sabes a magia, a sueño, a amanecer recién pintado... Lo estuve pensando y me di cuenta de que sí, de que te sientan bien las palomitas." Y yo me quedé callada un momento, no sabía qué decir, apenas llevábamos unas semanas saliendo, ¿y qué coño me estaba diciendo? No entendía nada. Y le pregunté lo único que se me ocurrió preguntarle, porque era tan raro que no conseguía asimilarlo.

- Oye, ¿pero y tú como sabías que me gustaban tanto las palomitas?
- ¿Te acuerdas el primer día que quedamos? ¿Que íbamos andando por Gran Vía hacia la cafetería de la esquina porque te apetecía tomar allí un café? Se nos cruzó un grupo de chicas y una iba comiendo palomitas. Te quedaste mirándola, pero al de un segundo comprendí que no la mirabas a ella, mirabas a la bolsa de palomitas. Entonces te mordiste el labio inferior y pusiste la misma cara que pone un crío delante de un caramelo. Y lo supe.
- ¿Y lo supiste?
- Sí, lo supe.
- ¿Así de fácil?
- Si observas detenidamente las cosas te das cuenta de muchos detalles. Sólo hay que estar atento.
- ¿Me estás diciendo que se nos cruzó un grupo de chicas y que tú te quedaste mirando como miraba yo esa bolsa?
- Sí.
- No lo entiendo.
- ¿Qué no entiendes?
- Pues eso, lo que me estás contando.
- ¿Y por qué no?
- Pues porque no, porque es muy raro.
- Si te parece raro que me fije en cada uno de los gestos y detalles de la chica con la que quiero pasarme el resto de mi vida, pues sí, soy un puto raro. Pero si pretendes que voy a ser el típico tío que va a ver pasar a un grupo de chicas y se va a quedar embobado mirándolas, conmigo estás equivocada. Me parece mucho más interesante observarte a ti. Y es lo que pienso hacer, desde hoy hasta el día que te aburras de mí. Así que vete acostumbrándote.

- Y, joder, pues me quedé mirándole con cara de tonta. Era lo más curioso que me habían dicho, y desde luego me parecía raro de cojones. Pero el simple hecho de haberle visto allí, con dos paquetes gigantes de palomitas sólo para mí y que me dijera que quería dármelas porque sabía que me gustaban un montón y le encantaba mirarme mientras me las comía... en ese momento, tuve ganas de sonreír y sonreír y no dejar de sonreír. Y entonces me di cuenta de que me había enamorado.

Friday, January 2, 2015

Descubrió que debajo de la cama se podían guardar los zapatos, las maletas, las mentiras. Todo aquello preparado para coger polvo, para ser olvidado y pretender no ser encontrado nunca. ¿Quién le iba a decir a ella que un día se atrevería a mirar y descubriría aquel océano de deshechos? Mentiras amarillentas ya oxidadas, toda una colección de errores que no se atrevió a afrontar, todo un cúmulo de dudas y de miedos que dejó allí, por dejarlos en algún sitio, y porque cualquier sitio valía, mientras estuvieran ocultos al brillo de sus ojos. Que terrible es la verdad, que insoportable. Meter la cabeza en la boca del lobo y descubrir que son tus propios dientes los que están a punto de acabar contigo. Morirte. Resucitar. Y entonces comprendió que las cosas más terribles y dañinas de su vida las escondía ella en su interior, y decidió no volver a ocultar toda aquella maraña de desastres. Aprendió a aceptarse tal y como era, a gritar a viva voz todo aquello que temía, a soñar despierta y a dar un puño en la mesa cuando la realidad ya no fuera soportable. Aprendió que a pesar de las mentiras de los otros, ella jamás se mentiría, y que la verdad, por dolorosa que fuera, era la más noble y necesaria a lo largo del camino. Aprendió que la vida era demasiado corta como para ir acumulando catástrofes. Que lo único que importaba de verdad eran los latidos, las ventanas abiertas, la vida entrando por cada rendija, la luz y el brillo de unos ojos sinceros, el amor incondicional de un corazón valiente, el calor de unas sábanas llenas de posibilidad.

Y desde entonces, debajo de su cama ya no queda nada. Sólo alguna pelusilla de polvo que le recuerda que el pasado está para que aprendamos de él, y que el futuro siempre nos espera con los brazos abiertos. Como un golpe de viento que vuela una cometa, como una estrella fugaz que ilumina la tierra, como una flor abierta que de repente empieza a arder.