Tuesday, January 24, 2017

eso iba por ti. ¿lo sabías? no, seguro que ni siquiera te lo imaginas. o quizá sí, y yo tenga que salir corriendo cuando al final te des cuenta. del todo. pero me da igual. me da igual. me da igual porque me sale. me da igual porque te miro y no puedo entender como tú no ves lo que yo sí veo. no me entra en la cabeza que no veas que cada vez que sonríes el mundo se ilumina, o que tus ojos son los ojos más no-puedo-describir-ese-color-ni-de-coña que he visto nunca. tienen algo, te lo juro, que me hace querer no dejar de mirarlos. y sí, es una putada. la peor de todas. pero me da igual. me da igual. porque te vi y volví a sentirlo. te vi y volví a creer. te vi y, de repente, en medio de aquel cúmulo de gente, tuvo puto sentido. la forma de moverte, tu seriedad, la sensación que dabas de ser impenetrable. como cuando miras la portada de un libro y ves algo que pum!, y te llenas de ganas de empezar a leerlo. quise leerte desde ese primer segundo. y todavía no se me apagan las ganas. no se me apagan las putas ganas. mierda. eso iba por ti. iba por ti tanto que aún me tiemblan las piernas.



Tuesday, January 17, 2017

Las farolas tiritando y yo llena de sueños. La ciudad parece no entender que necesito desaparecer debajo de las mantas. Al menos por un día. No puedo quitarme sus ojos de la cabeza y todas mis ventanas se han llenado de cuervos: quieren comerse mis entrañas. A veces me congelo. Soy como un témpano de hielo en medio de la nada. No sé seguir. Tampoco sé quedarme. Sólo siento un enorme agujero negro en medio del tórax, mil palabras desordenadas bailándome las dudas, un millón de ojalás rompiéndome los huesos. Estoy jodida. Como cuando intentaba entender todos esos problemas de física. El tiempo se escurre por mi espina dorsal y sólo quiero estar a dos milímetros de sus miedos. Destruirlos, acabar con ellos. Pero hoy más que nunca me siento pequeña y sin fuerzas, y una parte de mí sólo piensa en volver a casa. Al calor de esos nombres, al calor de esas sonrisas. No pasa nada, la vida es una montaña rusa que a veces te hace tener ganas de vomitar, y otras te hace correrte a carcajadas. Y aquí sigo, intentando entender por qué todavía no he tirado la toalla si a su alrededor sólo veo señales de prohibido, el paso, el amago, el intento.

Qué pena que siempre me hayan dado igual las señales. Que siempre haya sido una absurda kamikaze. Que mis dedos siempre lo sepan antes. Que mis dedos siempre lo sepan.

Enciendes la cerilla y el hielo se derrite. Hay líneas que tienes que cruzar sólo porque alguien te dijo que no las cruzaras. Y a lo que venga. Si de todas todas voy a volver a tirarme prefiero apagar la luz. Si de todas todas alguien tiene que matarme prefiero que me mates tú.


Tuesday, January 10, 2017

Hace tanto que no veía algo tan bonito como tú que no sé qué hacer con las palabras. Intento ponerlas en orden, hacer que bailen al compás de tu risa, pero no lo conseguiría ni en un millón de vidas. Eres demasiado todo-eso-que-nunca-supe-escribir. Y seguramente no te hayas dado cuenta aún, de que cuando te ríes el aire se llena de luz, la vida se viste de fiesta, y los que estamos cerca nos rendimos. Nos rendimos porque no puedes saber más a chocolate, a dibujos animados, a viernes por la tarde. Joder, no sé qué hacer con tu locura, con el matiz de tu voz, con esa forma de andar que ya me sé de memoria. No sé qué hacer con todo eso que sin querer, ya sabes. Con todo eso que. Y con todo lo que. Y así unas cuantas veces más. Puedo volverme más loca todavía, y eso acojona a un nivel exponencial. Pero tú no pasas veinte veces en la vida. Tú pasas una vez. Y si te dejo pasar, sin haberme dejado la piel y las palabras, ¿con qué cara podría mirar luego a la vida?

Hace mucho tiempo que no veía algo tan bonito como tú. Y quiero que me pases, muchas veces mucho. Y luego...


Tuesday, January 3, 2017

Escrito a 3/1/2014

Puedo contarte muchas cosas. Por ejemplo, cómo Harry al final acabó con Voldemort, y cómo Ron se casa con Hermione. Cómo Heisenberg postuló su principio de indeterminación y en qué consiste. Puedo hablarte de Marx y de la plusvalía y del comunismo. O de Kant y el imperativo categórico. Puedo contarte todo eso de cómo empezó la escritura, en qué partes del mundo, y qué utilizaban para escribir antes de la invención del papel. Es interesante, aunque para ti igual sería un rollo. Puedo hablarte de la Guerra Civil Española, o de la Segunda Guerra Mundial, y de cómo el ser humano se volvió completamente loco. Puedo hablarte de poesía. Hablarte de Machado, de Hernández, de Neruda. Y de algunos autores ingleses también. Pero no sé por qué me da que eso no te gustaría. Puedo contarte cuales son mis libros favoritos, y cuales no me gustan nada. Te puedo nombrar a unos cuantos genios de la literatura y probablemente te podría citar a bastantes. Puedo contarte qué películas he visto, qué actores me parecen buenos, a qué actrices besaría, y qué final es el más bonito de todos (de entre las pelis que haya visto, claro). Puedo intentar explicarte lo que es el IPC y todo eso de la macro y micro economía. Me sé bastante bien eso de la recesión, o eso creo. Igual ya se me ha olvidado. Puedo hablarte de fútbol. No sé si sería capaz de darte muchos datos, pero lo podría intentar. Soy del Athletic y quizá eso podría ser un problema. Seguramente acabaríamos discutiendo. Pero podríamos hablar del mundial del 2010, o del de 2006, que todavía me acuerdo de cómo fue la final. Te podría contar cómo me quiero poner el número de Etxeberria en mi camiseta, y también cómo me gusta la selección Alemana, y como no me gusta nada la de Italia porque creo que son unos cerdos jugando y sólo saben jugar a defender y se cierran atrás casi siempre y eso no me gusta. Y puedo contarte como me gusta Wayne Rooney, o cómo creo que Drogba hizo una Champions brutal. Y también cómo me gustaba Benzemá, pero ya no porque se ha ido al Madrid, y a mí no me gusta el Madrid. Y cómo creo que hay jugadores que son muy buenos pero son gilipollas y no los aguanto, y cómo creo que hay otros que sudan la camiseta, y no son tan buenos, pero sienten los colores, y son buena gente, y me caen muy  bien, y esos molan mucho. Y cómo desde pequeña he jugado a fútbol en mi patio, y yo luego quería jugar a fútbol, pero no me apunté, porque mis amigas no se iban a apuntar, y con las del otro cole no quería porque no me llevaba con ellas, y entonces hice balonmano, pero era super super mala y siempre estaba en el banquillo y lo pasaba fatal en los partidos, porque si el entrenador me sacaba siempre la cagaba porque era pésima. Y también podría contarte cómo ya de mayor, con 19 años, busqué un equipo en la ciudad, y me apunté y jugué otra vez, y fue lo mejor del mundo, porque uno de los sonidos que más me gusta es cuando le das al balón, y ese sonido, cuando le pegas bien, es una pasada, y cómo me gustaban los partidos de los entrenamientos y qué feliz era. Pero luego en los partidos lo pasaba tan mal por la presión y porque sabía que la iba a cagar y todo eso, que lo tuve que dejar al final, por la ansiedad. Y me dio mucha rabia, porque yo quería jugar a fútbol siempre. Y te puedo contar también cómo el segundo deporte al que jugaría sería el basket, y cómo mi jugador favorito fue Iverson, pero ahora es Lebron, y cómo me gusta la NBA y esos tíos son increíbles. Y también cómo empecé a seguir a Phelps en las olimpiadas del 2004 en Atenas, y cómo me enamoré, y cómo creo que es el mejor del mundo, y cómo batió el record de Mark Spitz en Pekín en los juegos de 2008. Y también te puedo contar toda la vida de Eminem, y decirte los premios que ha ganado, y decirte toda su discografía, y darte la lista de todas sus canciones. Pero eso seguro que no te importa nada. Y te puedo contar también cosas de política, nacional e internacional, aunque en ese terreno creo que tu tendrías mucho más para contar. Te puedo hablar de Estados Unidos y su política, de la ONU, y de la OTAN, del consejo de seguridad, y de toda esa mierda. Y puedo contarte cómo aprendí a tocar el violín, y si quieres puedo enseñarte. Y puedo contarte cuentos, todos los que quieras, los que me sé, o los que me inventé, porque me gusta inventarlos, y me gusta contarlos también. Pero no sé si te gustan los cuentos. Y bueno, puedo contarte muchas cosas más, algunas igual te parecerían interesantes, y otras una tontería absoluta.

Pero joder, no quiero hablar.

¿Me dejas besarte?





No hay nada mejor que el olor del cola-cao por la mañana. Nada mejor que aprender a disfrutar de tu soledad, mientras la vida te da una oportunidad para empezar de nuevo. Nada mejor que saber que aunque estemos lejos estamos increíblemente cerca. Tan cerca que nos basta mirar a la luna para saber que nos miramos. Nada mejor que asomarnos por la ventana e inventarnos un nuevo sol todos los días. Un nuevo norte, un nuevo sur. Nada mejor que estar aquí, en este momento.  Bailando como si la música no fuera a parar nunca, bailando aunque cien mil pares de ojos se empeñen en mirar y en señalar. Que le jodan a toda esa mierda. Seguiré desayunando cereales, y desangrándome cada vez que unos ojos así me atraviesen. Seguiré apostando mi corazón, jugándomelo en cada intento. Seguiré siendo esa niña enamorada de la lluvia, la que les pondría bombas a todos los paraguas, la que nunca se cansará del cielo nublado. Escúchame bien. Que les jodan. Que les jodan a todos los códigos aprendidos, a todo eso de "no, no lo hagas, vas a hacer el rídiculo", a todo eso de "no puedes dejar que las cosas te afecten tanto", a todo eso de "no llores." No me importa hacer el ridículo si eso significa que si llegará a vivir 70 años miraría hacia atrás sin arrepentirme. No me importa que las cosas me afecten, me afectan porque las siento, porque las vivo,porque me emocionan, me inspiran, me atraviesan. Y de todo eso saco toda esa mierda que un día algunos ojos leerán. Les haré sentir lo mismo. Y voy a poner un cartel de "prohibido prohibir" para cada vez que alguien me diga que no llore. Cuando duele lloro. Cuando emociona lloro. Cuando es tan bonita que no sé como describirla en ese vestido rojo lloro. Cuando las veo llegar lloro. Cuando las veo irse lloro. Cuando la alegría ya no me cabe en el pecho lloro. Y si llorar no fuera vivir dime entonces para qué tengo yo ojos. Joder, que no hay nada mejor que sentirte bien en tu piel, que empezar a ser lo que siempre has querido, que salir ahí afuera, sola y sin brújula, y encontrarme milagros que jamás podría meter aquí dentro. Que no hay nada mejor que convertirse en huracán. He saltado de la luna y quiero estrellarme.

Ya soy demasiado vieja como para andarme con rodeos. Me gustas, tú ganas. ¿Cuando empezamos a volar? 



Monday, January 2, 2017

Cuando sabes de antemano que no vas a ganar pero apuestas con todo. Llego en plan all in, no le digas a nadie que me tiemblan las piernas. No le digas a nadie que he abierto el cajón donde guardé esa promesa que nunca rompería. No le digas a nadie que me he vuelto a vestir de desastre, que estoy perdida en medio de la mierda. Tiré todos aquellos poemas por las alcantarillas, y ahora sólo me quedan retales de un naufragio que se disfrazó de tormenta. El viento sopla del norte y me desordena el pelo, los átomos, la vida. No sé en qué coordenadas estoy, y me faltan esos calcetines. Tengo al miedo en modo intermitente, y a las ganas esperando calzarse las Adidas. Hoy soy guerra, mañana seré todo herida. Pero no hay mayor insulto que no probar los extremos, dejarlo templado, quedarse a medias. Si entro entro hasta la cocina, tirando la puerta abajo, haciendo ruido, bailando. Que nadie se quede con la duda de si he llegado. Si entro entro con todo: pisando fuerte, tocando palmas, apuntando alto. Pero shhh, no le digas a nadie que estoy a una mano de quedarme en bragas, en ceros, en nada. Que siempre nos dijeron que no jugáramos con fuego, pero yo soy un incendio y encima voy descalza.

No le digas a nadie que a veces le sueño. Que a veces pienso en cómo sería que fuera él mi puto motivo para escribir poesía. No le digas a nadie que podría ser mi gol en el 90, mi escalera real, mi jaque mate.