- Vino un día, y ya no se ha ido.
- ¿Quién?
- La golondrina.
- Eso no puede ser, las golondrinas se van antes de que llegue el invierno.
- Pues esta no se ha ido. Creo que está esperando.
- ¿ A quién?
- A su pareja.
- ¿Pero no se supone que la pareja y las crías se van juntas?
- Sí, pero estoy convencido de que a la otra golondrina le ha pasado algo. Las golondrinas son fieles a su nido, y aquí solo volvió esta. La otra no volvió a aparecer. Pero esta no se va, sigue esperando.
- ¿Crees que la espera porque no sabe que no va a volver?
- Si, eso creo. Y como se quede aquí mucho más tiempo morirá seguro.
- Se morirá. Seguirá esperando.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque sí. A veces los seres humanos somos igual de irracionales, igual de pasionales que un animal.
- ¿A caso tú esperarías aún sabiendo que nunca vendría?
- Sí, esperaría.
- Eso no tiene ningún sentido.
- Lo sé. ¿Pero quién dijo que tenía que tenerlo?