Tuesday, May 20, 2014

No sé qué coño pasa con esa canción.
La estoy escuchando,
me hace llorar.
Saca de mí lo mejor,
lo peor.
Esos recuerdos
que ya creía borrados.

Y joder esos ojos.

Esos ojos que me mataron
en cuanto los tuve delante,
a los que me rendí sin condición,
como si hubiese pasado toda mi vida
en la trinchera,
sólo para salir con la bandera blanca
cuando llegara él
para matarme.
Y que lo hiciera,
y que lo hiciera.
Yo no iba a oponer resistencia.

Le hubiera entregado mi tierra,
mi país,
los colores de mi bandera,
y hasta mi sangre.
Y no hubiera sentido
pérdida ninguna,
porque por él,
el mundo entero
parecía poco,
parecía insuficiente.
Un trueque desigual,
mi maltrecho corazón,
por sus ojos
color mar.
Un trueque desigual.

Nada pudo evitar la derrota
a ese lado del río.
Como si el universo
me tuviera preparada
la emboscada más cruel,
y también la más inesperada.
No me importó caer
y cortarme las venas.
Desangrarme en esas
noches de luna llena.

No,
no me importó
una mierda.



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