Monday, July 14, 2014

Y la noche dejó de prometer estrellas,
porque se dio cuenta
de que ella brillaba mucho más.

Ahora todos la miran,
y la calle
se llena de escalofríos a partir de
las doce.

Siempre va descalza,
por aquello del zapato
perdido
y los príncipes
jugando a no ser ranas.

Que desfachatez.

El mundo sólo para cuando
ella deja de bailar,
y los gatos se esconden
debajo de los coches
cuando ella
pisa fuerte las aceras.

La luna está enamorada.

Su corazón es de cristal,
ya nadie lo toca.

El horizonte es música sonando,
y sus pies
se siguen arrastrando
por los vértices
de un mundo
que alguna vez
fue un poco mejor,
un poco más dulce.

La sal en sus labios,
el azúcar en sus ojos,
y el menú completo
debajo de su ombligo.
La vida posándose
en cada uno de sus
silencios.

No hay mariposas para
ella porque en ese callejón
no crecen las flores.
Pero su sonrisa es luz.

Algunos todavía la llaman puta.

Pero no hay mujer en el planeta
que no matara
porque la miraran
como la miran a ella.

Si ser puta
era eso,
todas querían ser putas.

Ellas se pintan los labios de rojo,
y se ponen tacones que hacen que les duelan los pies,
ciñéndose vestidos
que dicen más de su cuerpo
que de su alma.

Ella vuela por encima de los tejados
mojándose cuando llueve
y cantando en voz alta
a Silvio Rodriguez.

No es una puta.
Es una mujer.

La más auténtica de todas.










No comments:

Post a Comment