Como
decirte, que el corazón no siente igual, que se contrae si lo besas en ese
rincón prohibido, que la sangre se congela, y ya no fluye la ilusión, que todo
lo bueno en ese instante se quedó dormido. Y ya no río igual, ya no vuelo con
aquellas ganas, porque un silencio eterno me rompió las alas. Que no estuvo
joder, que me dejó tirada, que mi alma se partió en dos con esa puta mirada…
No tuve
un Dios a quien rezar, nadie a quien recurrir, me hundí sola, y nadie se
dio cuenta… ¿y que si vuelve a ocurrir? Que el miedo ya se clavó en mis poros,
y no lo saco jamás, cuando empiezo a cantar, el va haciendo mis coros. Viene a
cubrirme las espaldas, a calzarme las espuelas, no me deja ya arriesgar...
tú eres la maldita secuela.
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