Thursday, August 16, 2012

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Se dio cuenta de que su corazón no estaba en venta. Y de que si lo tenía que regalar, al menos debía tener un buen motivo para hacerlo. Apagaban su sonrisa queriendo o sin querer. Y sus colores se volvieron todos grises. No entendía porque no la dejaban libre. No entendía como no podían entender. Y es que quizá ella no estaba hecha para todo aquello. Al menos, no todavía. 

Y es que quizá, ella sólo se debía a la tierra y a la lluvia, a las flores y a las ganas de correr.

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