Friday, April 18, 2014

Me quedo un poco huérfana.
Siento que la luz del mundo se
ha apagado un poco.
Pero a cambio
se iluminará una estrella.
Muy fuerte y brillante,
que observará desde arriba
las miserias
y crudezas de este
mundo tan hostil,
intentando
dar un poco de luz,
un poco de esperanza.
Entre el asfalto
y los edificios
de cemento
unas luces amarillas
empezarán a brillar.
Empezarán a iluminar
a toda esa maraña
de gente
que anda de un lado a otro
sin saber a dónde va.
Viven plantados,
anclados,
perdidos.
Sus tristes semblantes alejan
a las musas.
No hay magia,
no hay colores.
Pero la luz les iluminará,
y dejarán de estar tristes,
empezarán a sonreír,
a imaginar,
a soñar.
Es una luz angelical
que les llega desde el cielo.
Como los polvos mágicos de
Campanilla,
que ayudan a que los niños
puedan echar a volar.
De igual manera,
esa luz amarilla
ayudará a volar a todo
el que se vea iluminado por ella.
Ayudará a soñar
a todo aquel
que se deje llevar
por su brillo
y su fuerza,
por su magia 
y su alma,
por su pasión arrolladora,
por su verdad.

Son las flores amarillas
de su escritorio.
En la tierra.
En el cielo.
Las tenía siempre cerca,
porque le daban suerte.
Le ayudaban
a salir al encuentro de las musas.

Por eso no debemos estar tristes,
porque aunque no le veamos
no nos va a abandonar.
Si le seguimos leyendo
nos echará a volar.

Será nuestra suerte.


- En memoria del grandísimo Gabriel García Márquez, por todo lo que ha significado para mí, por una vida de literatura mágica, por que me ayudó a volar.

1 comment:

  1. Yo no lo veré,
    obviamente,
    pero estoy convencido que dentro de muchos, muchos años,
    cuando tú partas como él,
    que partirás también,
    habrá alguien,
    a lo mejor no ha nacido todavía,
    que escribirá algo parecido pensando en ti.

    El te ayudó a volar,
    llegará tu turno de hacer volar a los que vendrán detrás tuyo.

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