Thursday, April 10, 2014

No me gusta nada mi cintura. Tiene una forma rara. Siempre me compro camisetas anchas, más grandes que mi talla. Nunca me compro cosas pegadas, para que no se marque. Tampoco me gustan mis tetas. Son muy pequeñas. Cuando estaba con tíos no me quitaba el sujetador. Mi nariz me parece una de las narices más horribles que he visto en mi puta vida. Y sí, soy bilbaína y todo lo que quieras, pero no estoy exagerando. Mis manos tampoco molan. Tengo los dedos bastante feos, y alguno está como torcido. No son manos finas, manos de tía. Son más bien un poco bastas. Mi culo es un caso aparte. No sabría como definirlo. Mis rodillas están llenas de marcas, durezas, cicatrices. Son feas. 

Mi cintura es rara sí. Tengo la cadera ancha y luego arriba no se me estrecha. Pero bueno, esto me ayudará a parir mejor, y además a mi me flipan las camisetas anchas. Así que no hay problema. Mis tetas son muy pequeñas. Me quedan grandes todos los sujetadores de todas las tiendas. Son diminutas. Pero un día conseguí quitarme el sujetador delante de él. Otro día fui a la playa y mandé a tomar por culo la parte de arriba del bikini. Desde entonces hago topless. Total, nadie me las va a mirar. Y si miran, pues oye, tampoco pasa nada. Las tetas son algo bonito, dan de mamar a los bebés. Y la libertad que sientes al andar en tetas por la playa no se paga con dinero. Es una puta gozada. Ahora no me parecen tan terribles. Están bien porque puedo bailar, correr, saltar y lo que sea sin que me molesten. Puedo salir sin sujetador a la calle si quiero que no pasa nada. Son pequeñas pero son mis tetas, y me gustan coño. Y al que no le guste, tiene un millón de pares de tetas enormes por ahí. Todos contentos. Mis dedos no son bonitos, no tengo manos finas. Pero tengo manos. Me sirven para escribir que es lo más sagrado. Para acariciar a la gente que quiero. Para dar la mano. Para tendérselas a quien las necesite. Son lo más práctico del cuerpo, da igual que no sean bonitas, lo importante es que funcionen. Y funcionan. Así que todo bien. Mi culo no me gusta nada. Siempre usé pantalones de tío que me lo disimulaban (y bueno también porque molan un montón). Pero ya me da igual. Sé que por mucho que lo intenté no va a cambiar. Puedo hacer deporte y quizá mejore un poco. Y si no, pues bueno, no es tan terrible. A él le gusta. Eso siempre ayuda. Ahora me pongo pantalones prietos. Y no se acaba el mundo. Mis rodillas están llenas de marcas, pero eso significa que he vivido, que he explorado, que me he caído mil veces, pero también que me he levantado y he seguido andando. Siguen enteras y hacen que sea posible que camine. Son cojonudas. Y luego están las partes que me gustan. Esas que me ayudan a sonreír un poco cuando me siento un desastre con patas, un cuadro total. Por ejemplo, me encanta mi pelo. Es indomable, y siempre se me encrespa y está como enmarañado, pero me flipa. La verdad que no lo cambiaría. Mis hombros y mi cuello me gustan una burrada. Siempre he creído que esa parte la tengo bastante bonita. Los codos no, porque están siempre secos, pero da igual, me doy crema y punto. Y luego, lo que me salva de todo, que sé que la gente no le da importancia porque casi nunca se ven y a mucha gente le dan como grima, pero adoro mis putos pies. Son preciosos. Esos si que no los cambiaba ni de coña. Lo guay es que a mi me flipan las chancletas, son el mejor calzado del mundo, entonces mola porque puedo enseñar los pies. Ah y otra cosa que tampoco está tan mal son mis labios. Aunque mis dientes siempre han sido un puto desastre, pero ahora llevo aparato, y algún día estarán bien, así que eso también mola.

¿Veis? Se le puede dar la vuelta. Tenemos que aprender a darle la vuelta. Siempre complejo tras complejo. Y así todo el rato. Y bueno, lo mío no es preocupante, lo preocupante es lo de algunas chicas jodidamente preciosas y perfectas que aún y todo siguen sin verse bien. Me da una puta rabia de la ostia. ¿Cómo hemos llegado a esto? Me pregunto si nuestras abuelas serían así, siempre criticándose, odiándose, acomplejándose, no gustándose. A veces llegando a extremos preocupantes, a enfermedades, a trastornos mentales. Es una puta locura. Pero estoy dispuesta a darle la vuelta joder. A darle la vuelta del todo.

Sois todas preciosas, jodidamente maravillosas, espectaculares. Todas tenéis algo que os hace especiales, y todas tenéis algo que hará que alguien se vuelva loco o loca por vosotras. Es así. Yo me inspiro mucho más escribiendo sobre mujeres porque creo que somos un animal jodidamente bonito. ¿Por qué tanto odio hacia nuestros cuerpos? ¿Por qué tantos complejos? ¿Por qué tanta locura? Os digo una cosa, nuestro cuerpo es nuestra casa. Es donde vivimos. Tenemos que cuidarlo, protegerlo y quererlo mucho. Yo no digo que no haya que comer bien, hacer deporte y esas cosas. Claro que sí. Pero no os obsesionéis. No os volváis locas. Aprended a quereros tal y como sois, con vuestras cosas bonitas y las no tan bonitas. Todas son parte de un milagro andante, de un cuerpo jodidamente bien pensado y estructurado que nos vale para vivir. Quereros mucho joder. Y no olvidéis nunca que lo de fuera importa, pero lo de dentro más. Si sois bonitas por dentro, lo seréis sin duda por fuera. Porque brillaréis y todo el mundo se dará cuenta de vuestra belleza. Amad vuestro cuerpo porque es un tesoro. Amaros tal y como sois, porque sois un animal único e irrepetible, una gota de agua, un copo de nieve, una hoja de un árbol. Naturales y preciosas. Y que nadie os diga lo contrario. Y si alguien os lo dice, decídmelo que lo mato. Sonreid y brillad. Sois maravillosas.

2 comments:

  1. Ese último párrafo es jodidamente bueno. Puede levantar la moral de cualquier mujer. Muy bien Mikele!!!!

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  2. Es que creo que a veces necesitamos que alguien nos diga eso, y sobre todo aprender a decírnoslo a nosotras mismas. A veces me harto tanto de todo lo que nos impone esta sociedad que bueno, que escribiendo cosas así me alivio un poco. Espero que sí alguna mujer me ha leído haya sonreído y se haya sentido un poquito mejor. :)

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