Friday, August 10, 2018

tengo los átomos gastados y estoy tan lejos de tus flores que se me cae el alma en esta orilla sin guijarros, sin restos de carmín incandescentes. tengo los átomos gastados y soy fiel a mis demonios, a ellos debo una eternidad de trompicones, de heridas a ras de vuelo. sin dueños, así me concibo, libre, como el mar en huracanes de sirenas sin dedales. estoy en el parpadeo eterno de una tristeza primigenia, de un sentir desesperado de las capas más profundas, tan  nana de cebolla, tan nostalgia. se me parte el corazón al ser de hielo ante tus ojos, y no pretendo malgastar mis diferencias ahora que mi voz quiere sonar como sonaban las batallas de mil diosas en la tierra. no me guardo nada en el bolsillo, soy así, de agua y de verdad y sin disfraces, pues ocultar aquí no sirve, todos saben como sangra la verdad en los cristales. y yo te amo, libertad etérea y cristalina, como mil ojos de sal sabor amargo. dolor infinito en las costillas del invierno, una vértebra quebrada por la pena. y es aquí, en este baile de amapolas y cerezos, donde te pierdo como se pierden las abejas sin verano, donde los senderos no me llevan a tus llanos. y es aquí, en este baile de luciérnagas y vida, donde tengo que abrazar las despedidas, hacerlas inmunes a tu olvido, aguantar la fatiga. aunque se parezca el adiós al abismo primero, a encerrarme en la jaula de canciones silencio, a llorar frente al mar las mareas.