Monday, October 26, 2020

Quería más Federico, briznas de hierba, arrabales,

azufre y rosas,

lo que no se puede volver a contar.

 

La poesía estaba,

en todas partes y a mis pies,

por las alcantarillas de las ciudades fantasma,

en las paradas de autobús y en las aceras.

 

Venía, ella venía,

sigilosa y atrevida,

a lamernos las heridas de otros tiempos,

a hacer de nuestra rutina un tango.

Pero no pudimos verla.

 

Qué pasó que nos odiamos, que metimos las manos en el barro, hasta el fondo, morder el polvo, tender en los balcones los reproches, llenarnos de ira, lo que quieren vendernos en anuncios de televisión que nadie mira pero que dejan poso, te lo juro lo he sentido en mis latidos, que ahora todo es plástico, silicona, mentiras, cortinas de humo en el telediario de mediodía, en titulares de periódicos que un día creí que podrían salvarnos, vaya tontería, si están vendidos, comprados, tan lejos del camino que no hay manera, como decían Los Ronaldos, no hay manera de vivir en este caos controlado.

 

Nos miran, todos nos miran desde arriba, creyendo que somos números, sólo estadísticas, que no tenemos alma, que no vibramos con risa o con un café de despedida, que no tenemos ojos, que no lloramos, que no vertemos las entrañas en cualquier papel doblado, arrugado, lleno de vacío, esparándonos, como esperaban a Godot o a las soldados las mujeres que curaban y cuidaban y levantaban el mundo en su regazo.

 

Quiero más Federico, en Nueva York o donde sea, mutilado en su cuneta pero vivo, vivo porque era poesía, damatrurgia, verdad, la realidad que otros no se atreven a contarnos, a escribirnos, a gritarnos a todos los vientos que joder seguimos vivos y eso es suficiente motivo para salir a buscar las amapolas, los claveles para plantar en los fusiles y en el pelo de nuestras hijas, más ternura, más corazón, más rebeldía, por favor, yo te lo pido, te lo canto por bulerías, lo suscribo, que todo es de color si lo dejamos ser, si abrimos las compuertas, tiramos las rejas de estas jaulas de neones y luz azul que nos atonta, nos adormece, nos anula.

 

Como lo cuento si me han dejado sin ganas de bailar y yo sólo puedo acordarme de ese final del poema de Eliot.  

    This is the way the world ends, not with a bang but a whimper.





 

 

Tuesday, October 20, 2020

 Le miro dormir y me tiembla la Luna.

Esta pequeña habitación se llena de humo. No cuento los días. He entrado en un universo paralelo por una puerta que pensé no se abriría más. A veces, respirar sirve de tanto.

Latas de Coca-cola abiertas. Colillas. La ropa tendida. El calor de una calefacción que sí funciona. Algo parecido a hogar?

Mis pesadillas siguen siendo las de siempre pero me levanto en una cama que también le arropa a él. Esa pequeña gran diferencia. Ese salto al paraíso.

Friego los platos tranquila. Le oigo hablar con sus amigos por esos cascos gigantes que casi siempre lleva puestos. Se ríe. Cada vez que se ríe me vuelvo de algodón. No sé que pasará después. Esnifo el instante. Soy una yonki de su todo.

El piso entero huele a él, está por todas partes. Está dando pasos de gigante en unas coordenadas diferentes. Otro código postal. Cada vez que abro el portal sólo pienso en una idea. Fija. Que me devora. Que me cautiva y me hace completamente suya.

Tantas veces no he sabido pertenecer. Tantas veces he andado a trompicones. Tantas veces he estado perdida. Nómada constante. Y todavía.

Ahora sólo sé una cosa. Todo lo demás es vaho.

Tal vez el mundo se esté acabando. Todo está raro en las calles. Somos sólo incertidumbre. Miedo. Espinas dorsales temblando. Y, sin embargo, aquí dentro estoy tan a salvo, estoy tan irrefutablemente segura de que es donde quiero estar que me mareo, me convierto en vértigo, en temblor incontrolable.

No sé lo que va a pasar.

Pero no quiero alejarme de sus ojos.

 


Saturday, October 3, 2020

Tus ojos marrones en la toalla, el verano cayéndonos encima, la risa. Mi intento desesperado por hacer el plan perfecto, sacarte de quicio, dar mil vueltas, pero llegar a tu habitación, a pesar del desastre, de Igeldo y mis lágrimas. Tu calma a través de la luz, esa calma tan bonita que manejas. Besarnos, besarnos y parar el tiempo. Convertir tu cuarto en un fuerte infranqueable en el que poder ser, sin pensar en nada más allá de qué sujetador ponerme que no me pudieras quitar, las patatas fritas y tu cerveza, como te miraba cuando estabas en el balcón, con tus chándals de gitano y esa voz que no me quito del lugar más bonito de mi centro (no me la quiero quitar). Dormir pegada a la pared con tus ronquidos de banda sonora, que no me importara una mierda. Tu piel morena, el olor de tu pelo, las ganas de comerte siempre, de beberte, salvaje y tiernamente, despertar contigo al lado y sentir que no me hacía falta nada más. Hacer el indio, que me vacilaras a todas horas, que me hicieras reír como nunca nadie antes, saber que para todo tenías una explicación, una solución, tu cabeza, tan en la tierra y tan en las nubes, tan maravillosamente loca y perfecta. El primer día que me diste la mano, más allá del TGB, llenándome la tripa de mariposas y murciélagos, de colibrís revoloteando a mil kilómetros por hora, llevaba tanto tiempo, tanto, sin sentir ese tipo de ternura. La noche que cenaste con tus amigos, unirme, que estuvieras un poco pedo, volver juntos a tu casa, escuchando tus anécdotas como un niña que escucha los cuentos de antes de dormir, con la misma intensidad, la misma curiosidad, las mismas ganas de que no pararas de hablarme nunca. Y lo bonito que estabas. Recién despertado o con camisa y chaqueta en medio de la calle Ikatz, tan tuyo que me hacías temblar por dentro, tu personalidad arrolladora y esa sonrisa que conquista a cualquier persona que se acerque a tu energía. Te he mirado tanto sin que tú me vieras que casi llegué a aprenderme cada gesto de tu cara. Todas las veces pensé que eras preciosamente bello, pero no te lo decía porque tú te comparabas con Brad Pitt y yo te quería pegar collejas. Pero lo eres. Y quiero decírtelo al oído mientras bailamos cualquier canción en medio de la nada, sin futuros ni mañanas, explorando el presente como quien pisa la hierba descalzo y se siente vivo. No sé nada y estoy perdida y todo es miedo a veces pero tengo mil motivos para volver a verte y mirarte en silencio mientras bebes una cerveza y lo llenas todo de ti. Quiero bajarte las estrellas y hacerte sonreír. Hacer que sientas lo inmenso que eres, celebrar la casualidad, acariciarte la espalda y las dudas, endulzarte el instante. Que pase lo que tenga que pasar pero que pase. Que me pases. Porque dormir en tu espalda es paraíso y a tu lado todo cuenta un poco más.

Te he visto ser y me desbocas. Te voy a ir a buscar


" I don’t know what’s going on with us, and I can’t tell you why you should waste a leap of faith on the likes of me… But, damn, you smell good."