Wednesday, March 27, 2019

no sé dónde estás. ni cómo. no sé si sonríes, pero, joder, espero que sí. mucho. no sé si te has cambiado de gimnasio, si ahora levantas más peso, si has adelgazado. no sé los resultados de tus últimos análisis y como no me quiero preocupar pienso que todo está perfecto y que lo que el médico te dijo del azúcar sólo fue algo puntual. te decía todo el rato que comieras más fruta y verdura y tú me decías que ya comías, que era yo la que comía mal. y eso es cierto, como rematadamente mal. echo de menos que me lo digas, e intentar defenderme y vacilarnos, pero, sobre todo, saber que me lo decías porque te preocupabas por mí. eso hacía que se me calentaran los pulmones, que se fundiera un poco el hielo. te lo juro.

no sé dónde estás. ni con quién. no olvido tus ojos ni tu carcajada poniendo al revés Madrid. tu forma de andar y esa sudadera. lo mucho que odiaba que tuviera cremallera, lo bien que te quedaba. tú lo sabías. yo lo sabía también. pero cuántos vaciles. y mis trenzas y mis aros y qué choni. pero me besabas. a pesar de. y entonces sonrisas. mariposas provocando. los portales, Santo Domingo, Madrid Río. y todo lo que y luego nada.

estoy donde la tierra se junta con el cielo, con mil tormentas explotándome en el pecho, atando a una nube todo lo que sentí, evaporándolo, dejándolo ir.

a la mierda.
desde mis párpados hasta la luna soy ruina y miedo,
crisálida empañada en el ocaso.

todo duele
y todo cambia
y caigo cierta como la lluvia en abril.

yo sólo quería ser importante para ti.








Saturday, March 23, 2019

Las niñas que no tuve contigo

Tengo que arrancarme del vientre las cuatro niñas que iba a tener contigo. Creo que siguen ahí, bailando, haciendo el mono a tu manera, con pelusilla que iba a ser pelo alborotado, bucles hasta el suelo, porque tú eras todo rizos, porque yo era siempre largo - y a ellas no se lo iba a cortar por mucho que dijeran sus abuelas. Creo que están ahí, que aún las siento, que a veces me tararean. Me sé los nombres porque esos sí son míos y menos mal que no los decidí contigo, porque sino ahora estarían en la basura junto a los recuerdos rotos y yo lloraría cada vez que escuchara a una mamá llamar así a su niña. Son míos, es lo único que tuve claro, que en eso no era equitativa, porque una parte de mí siempre ha tenido tan presente que todo dura casi nada y que yo las iba a parir y por eso yo las nombraba. También porque mi nombre nunca me gustó y en parte no entiendo cómo a mis padres se les ocurrió joderme así el recreo, pero cuantos niños en el mundo hemos aguantado bromas de mierda, porque ni siquiera eran originales, por tener los nombre que tenemos. Un brindis por todos vosotros, os entiendo. Pero a ellas, los mejores, los que sé que no tienen rima fácil ni ocurrencia, los que sé que son preciosos, como iban a ser ellas porque tú lo eras. Tenía toda la fe del mundo en tu genética porque la mía es defectuosa, un poco rara, bastante poco bonita. Quería que ellas fueran una calcamonía tuya, muy sangre de tu sangre, con el mismo azul mar, cielo y cobalto en la mirada. Me las tengo que arrancar porque a veces resuenan sus risas, las carcajadas que iban a romper todos los silencios, llenar de luz y vida los columpios. Iban a ser cuatro y tú me mirabas con cara de son jodidamente demasiadas. Pero te imaginaba llegando a casa vestido de traje porque tu trabajo, ya sabes. Ellas iban a estar esperándote en la entrada y se iban a avalanzar sobre ti, y tú, tú las ibas a querer como se quiere cuando no se tiene miedo, con el corazón abierto, las tiritas preparadas, el pan siempre recién hecho, con la sonrisa en llamas. Las ibas a coger por los aires y el perro enorme que también tendríamos se os uniría a la piña y formaríais una foto en blanco y negro para siempre en mis retinas, mi pequeño clan, mi paraíso. Eso ibais a ser. Y yo sería su guardiana, su puerta acorazada, su cocinera, contacuentos, jugadora de juegos imposibles, exploradora de los bosques de ciudad, compañera de baños, de deberes y de cenas, conductora de furgoneta vieja, taxista del día a día, peluquera, costurera, enfermera, su mamá osa. Y yo habría sido tu guardiana, tu amiga, tu partner in crime, tu amante bandida, guerrera en tus batallas, la que te cubriría las espaldas, compi de conciertos, de cine, de manta.

Compi de todo lo que ya no fue más.


Tengo que arrancarme del vientre las cuatro niñas que iba a tener contigo. No, no renuncio a mi maternidad latente, a mis ganas de dar vida, de limpiar, de peinar, de curar, de acunar, de sanar, de escuchar, de arropar, de inventar, de empezar, de bailar, de comprender, de cuidar eternamente. No renuncio. Pero ya no serán ellas. Serán otras si es que son, si es que al final lo consigo. No tendrán tus rizos ni tus ojos índigo. No serán nuestras. Serán mías. Y el cambio de pronombre atraviesa mis heridas, las abre, las hace más carmín, más casquería.

Por las niñas que no tuvimos.
Copa al suelo.



Thursday, March 21, 2019



El miedo que me da otra piel en llamas.
El vértice de una espalda temblando,
tocar el infinito en otros labios.

El miedo que me da la inmensidad de un tal vez,
la posibilidad que esconde un todavía.

El miedo que me dan,
la jaula y la ventana,
el minuto de descuento,
todo eso que hay detrás de un nuevo hola.

No sé ser lo que quieren que sea ahí fuera.

Y cada día vuelvo a tropezarme con esta versión ajada de mi misma que sólo sabe dolerse y se desmorona y se hace polvo. Entre harapos de otro tiempo y estas dudas, sigo siendo ese desastre que temieron.

Respiro hondo,
intentando esconder el miedo bajo una sonrisa fingida.
Que el tiempo pasa y la vida baila y todo es de color.
Pero aquí dentro es invierno.

Me destrozaron.
Y luego yo le destrocé.
Ya no quiero más dolor en ninguno de mis huesos que no sea mío.

Pero si vale la pena,
me tiro.





Wednesday, March 20, 2019

Tengo la idea equivocada de querer.

Yo quiero a bocajarro, como lluvia torrencial, huracán de fuego. 
Con todas mis verdades descubiertas, con todas las yemas de mis dedos.

Quiero con ternura incandescente, con ganas de llenar el ahora de infinitos, cubrir de algodón las hemorragias, besar con lengua de azúcar las heridas.

Quiero sin que me importen los pasados, sin preguntas imposibles, sin pedir nada de vuelta. Quiero así, con cerezos en la risa, con luna llena en las pupilas.

Quiero de forma irreverente y atrevida, sin ponerme diques, siendo océano y cataratas de locura, saltando en los charcos, dejándome llover. En los días malos y en los peores, cuando todo se ve negro y hasta helado, vengo con cerillas y mantas de colores, te pongo el arco-iris en las manos. Soy la chica de los post-its, la que compra chucherías, la que intenta acariciar los bordes punzantes con las manos, aunque me corte, aunque el filo me haga sangrar. Soy la ingenua, la que dibuja corazones en el cielo, la que imagina amaneceres de legañas y sonrisas remolonas, la que espera que lo bueno tiene que llegar. Y joder, quiero regalando el corazón en cada gesto, abriendo los brazos, dejando entrar, partiéndome la camisa, rajándome el abdomen. Porque querer es celebrar esa existencia, entender la diferencia, acariciarla. Ser capaz de dejar atrás los miedos, quitar a las puertas los pestillos, incendiar el aire.

Yo quiero así: con todo. Y pensaba que era la única manera.
Pero si nadie me ha querido nunca de esa forma será que estoy equivocada.




Thursday, March 14, 2019

Quise ser y fui
compañera en el asfalto.
Los dientes de león estaban por todas partes
y el mar siguió guardando los secretos más nuestros.
Qué altas estaban las ramas de los árboles.
Pero teníamos el tiempo y la tierra.
La luna en lo más alto haciéndonos cosquillas.

Teníamos la luz, las espadas de madera,
el intento de volar,
y era tan nuestra la alegría que parecía que el mundo siempre iba a ser así: extremedamente fácil.

Qué ilusas fuimos,
pequeñas futbolistas de porterías de chaqueta,
las ciclistas que siempre se rajaban las rodillas,
artistas que pintaban con tiza tonterías.
Que entonces no lo eran.

Y la lluvia nos venía a recordar la importancia del refugio, del ven que yo te tapo, del corre, joder, corre no ves que nos mojamos, pero nos daba tanto igual. Nos importó una mierda.

Porque no teníamos normas ni reglas, no teníamos el tápate más, el súbete la falda, el peínate mejor, el así no estás presentable. qué coño me importaba, si yo solo quería el balón y el infinito, ser como todos ellos, india y vaquera, pistolas invisibles, balón prisionero, todos a una, el escondite, no había diferencias, no las había, porque el más rápido llegaba y nos salvaba, y si alguien se la quedaba demasiado tiempo era siempre democracia, había que cambiar. Y nada de trampas.

Pero éramos, éramos una piña, coches y muñecas, todos con las piedras, las latas, por qué tuvo que cambiar, por qué crecer y a la mierda, por qué.

Empezar a ver que ellas tenían más pecho que yo, empezar a darle importancia, 11 años, 12 años, los chicos, tener que ser algo, no sabemos qué pero algo, las broncas, problemas con amigas, rivalidades, no seas así, no grites, no seas mal hablada, esos pantalones no, pero me gustan mama, no, con eso no sales, y no salías. Pero te cambiabas en el portal porque rebeldía, el niqui en el buzón, hacer piruetas, querer ser leona y que te pusieran rejas. Tanto tanto tanto llevamos tatuado en los oídos y en el tórax, porque joder, dolía.

Toca desaprender, empezar a volver a crear islas en las que todo es posible porque salimos volando en barco y llegamos a hacernos amigas del cocodrilo, bailando como antaño alrededor del fuego. Toca desaprender, escuchar nuestros latidos, qué queremos ser, cómo queremos caminar, si no quiero tacones no quiero tacones, pero si los quiero me los pongo y que suene que piso, porque si hay que sonar sueno, la Mala, la Gata, la guerra, las palmas, y todo lo que soy gracias a ellas. A todas. Por ser compañeras de viaje, compartiendo maletas, kleenex en los baños, rimmel, pintalabios, todas las penas en una noche de alcohol que a pesar de todo terminó bailando. Y bailamos.


Y sólo me sale decir, cuando ya casi no tengo palabras, que la niña que fui sigue en mí y quiere horas de recreo, de juego sin preguntas, porque a los niños no les importa, ven, juega, y por favor, todas las manos, todos los ojos, todas las pieles, ser más pájaro, volar, dejar de mirar desde el odio, desaprender todo lo que sobra y no hace falta, y gracias papa, por no decirme nunca nada sobre mis vestidos.



Tuesday, March 5, 2019

recuerdo campos de trigo interminables,
lluvia torrencial,
explosiones planetarias.

no sé qué tiene tu pelo que todavía.

Madrid no nos hace coincidir.
tengo flashbacks maravillosamente nítidos
hacia tu risa.
estás en alguna parte
a la que yo nunca llego.

no pasa nada.
doble sentido.

querer volverte a ver con esta fuerza.
esta urgencia intermitente
que a veces se enreda en mis dedos
en noches en las que quizá alguna palabra.

querer volverte a ver.
esa es la osadía.

tienes no sé qué y casi de todo,
trigales en tu pelo,
estrellas en tus ojos,
y esa sonrisa que hace palidecer a los neones.
qué hago yo con eso.

dónde te meto,
tu idea,
tu esencia.
la forma en que te veo ser tras la pantalla,
tus amigos y tu forma de quererlos,
esa vida que te late como a nadie.

estoy escribiendo con tu piel en mis retinas
y eso me acojona tanto que no tengo cojones.
y me acerco cual cervatillo por esas redes que nada dicen,
que no son realidad
sólo placebo.

pero es un amago de rozarte que me ayuda cuando ya no puedo contener el anhelo,
las ganas de.

todo pasó y no pasó nada.

siglos.

tu sonrisa es de otro mundo.