Tuesday, September 24, 2019

no es que quiera contártelo todo.
pero sí.
los problemas en el curro,
los nervios,
lo mal que se portan algunos pasajeros,
las ganas que tengo de pegarles,
como cada vez que en el aeropuerto veo a un chico con una cami de Marvel me falta un poco aire.

no es que quiera contártelo todo, pero a veces pasa algo muy gracioso y me arden los dedos por las ganas de escribirte. pero a veces veo algo que sé que te gustaría y tengo que tragar saliva. mirar para otro lado.

y no quiero que me lo cuentes todo.
pero sí.
si consigues dormir bien,
y cómo estás del estómago,
y si el trabajo es demasiado,
qué has comido hoy,
a dónde vas con tus amigos.

quiero saber si sigues teniendo esos planes
o tienes otros nuevos,
si has empezado el curso y cómo,
si ya has organizado algún viaje a la nieve,
si has vuelto a ir a un concierto de los tuyos,
cómo está tu madre,
si conseguiste hablar con tu padre,
si todo está bien.

sí, quiero que me lo cuentes todo.
quiero saber que estás feliz,
tanto que me duela que yo no forme parte de eso.
pero tanto que me llene el corazón de fuego,
de calor por tu sonrisa.

quiero contártelo todo.
como mi padre está mejor,
que he podido verle y he sonreído,
mis nuevas ideas para el futuro,
lo difícil que es el día en día en Madrid
y eso que me pasó que me hizo pequeñita.

como toqué el cielo bailando con mis amigas,
como me puse la camiseta con la que quedé contigo la primera vez,
como hablé de ti con ella,
como todo supo raro.

quiero contártelo todo.
pedirte perdón.
decirte que tenías razón.

que este silencio es un abanico de puñales.
que este echarte de menos es tan grande que me aturde.
que no pensé que cabía tanta luz en un sólo corazón.
que no calculé que sin tu voz la música se apagaría.

que no te pido nada y que no quiero inmiscuirme.

quizá sólo una tarde,
algunas palabras,
un café.

volver a reírnos como niños.






Tuesday, September 17, 2019

será cuando menos te lo esperes.
todo.
el cambio de viento y la ola.
la gran caída.

será cuando menos te lo esperes.
eso decían y eso dicen
y menos mal que hay un brillo de lentejuela después del alquitrán.
después del óxido anudado a la garganta.

nunca fue fácil, eso lo sabíamos, lo sabíamos porque nos lo habían dicho todos, absolutamente todos los que hubo antes. lo dejaron escrito en papiros, en pergaminos, en libros enormes llenos de verdades vomitadas con rabia y hambre de más. pero aún así saltamos, saltamos porque tenemos que hacerlo, saltamos porque nos arden las plantas de los pies y las pupilas, saltamos porque sentimos mariposas revolviéndonos la vida. y qué puñetero el fuego, y qué puñetero el impulso de quemarse.    porque no es fácil, nunca lo sería, pero eso no determina la inmensidad de nuestras ganas. el dolor es intrínseco a la vida. pero hay algodones de colores guardados en el armario pequeño del baño con los que te limpiaban las heridas a base de alcohol y soplidos de ternura. y hay algodones de otro tipo también, yo los he visto, los he sentido, se camuflan en sonrisas y en abrazos carne y hueso, en personas que son luz, estrellas en la tierra.

la amistad se inventó para poder con los gigantes.

será cuando menos te lo esperes.
todo.
el cambio de estación y la lluvia.
el resurgir de la risa.