Tuesday, October 4, 2016

mi cabeza está llena de chimpancés emborronando paredes en blanco. a veces todo sabe tanto a ti que ya no sé dónde meterme. las farolas parpadean al compás de ese bolero, y yo inventándome una palabra nueva para definir este desastre. no sé como decirles que me da igual, que ya me da igual todo. que una vez que perdí tus coordenadas empecé a quemar todos los mapas, y ya no hay forma de encontrar la salida de este laberinto que es mitad Alicia mitad Minotauro. vaya mierda, cuando esperas que llueva y un color ocre lo cubre todo de desierto, de noches sin luna, de amarillos eternos. vaya mierda, cuando quieres mojarte y nadie anuncia tormenta, y la vida es sólo un ver pasar las nubes mientras tú sigues imaginándote saltando en ellas. maldito el día en que te vi, le digo a mi cabeza. maldito el día en que supe que a partir de tu milagro ya no me conformaría.

el milagro de verte sonreírle al mundo como si fuera fácil vivir así. entre la espada y la pared, en los escombros. el milagro de verte sonreírle a la vida como si fuera fácil, como si todo se redujera al 2+2 son 4, como si al dividir 28/27 no dieran decimales. el milagro de verte y entender que hay personas que lo llenan todo de luz, y aunque no sepamos por qué las miramos, no podemos, sin embargo, dejar de mirarlas. el milagro de ese día, de esa tarde, cuando comprendí que más allá de ti el resto del mundo no valía. que todas las palabras que hasta entonces me sabía se cayeron por el hueco de lo que tú no decías. que ese día te miré y entendí a los poetas. que yo no lo escribí, que fuiste tú el poema.



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