Monday, October 29, 2018

Iré a buscarte más allá de la rutina y los paneles luminosos en los que se anuncia "próximo tren dos minutos". Con las manos vacías y mil interrogantes que no quiero resolver, con las pupilas llenas de campos de trigo y noches de invierno entre mantas de lana y estampado escocés. Así, como quien llega sin avisar pero con revolución y fuego, con los brazos abiertos y el alma dispuesta a estamparse con cada muro de ladrillos y hormigón. Ya no me da miedo decir en voz alta que tus ojos danzan en mi vientre y que ojalá tu sonrisa de nuevo en cualquier calle de Madrid o inmediaciones. Que ojalá tu sonrisa porque, niño, tú no sabes qué le haces al aire, qué pasa cuando los pájaros te rozan y te sienten algodón, como suena esa canción cuando tú pasas. Que existes y qué grande te celebro. Que brindo por tus ojos en este día raro en el que no sé si escribirte o hacer como si no. Como si no me hicieras duda, torpeza irremediable a una tecla de distancia. Que ya sé de sobra que yo no pero si sí el cielo y la luna brillarían para ti y un mapamundi de colores colgaría en tus ventanas para darte el mundo, recorrerlo a la vera de tu mochila, sabiéndote libre y salvaje, queriéndote así: incandescentemente tuyo. Que no te pongan nunca diques y que tu sonrisa encuentre siempre un lugar al que llamar hogar. Eres mar y tierra, un millón de mariposas envueltas en ternura. No sé como hacerte justicia en este ahora. Pero te pienso. Tanto que a veces no sé por dónde empezar a no contarlo.



No comments:

Post a Comment