Monday, June 1, 2020

Tiendo la inocencia en el balcón.
Te juro que soy digna.

El hormigón sigue quemando
y las aves vuelan bajo,
ya es casi mediodía.

Tengo cicatrices que no enseño,
nombres que me duele pronunciar,
veranos que se llevaron la risa.
(Y de qué manera).

Yo no lo sabía entonces, que junio iba a poner patas arriba mi vida.
Es fácil, a veces,
olvidarse en casa la armadura.
Como si se nos olvidara que la guerra nunca para.

El sol de verano parece más real,
atraviesa más los poros,
calienta los témpanos oscuros que guardamos en el alma y la mirada.

Pude no quererte,
pero te quise.

Quizá en otro universo pasara al revés y yo no estoy temblando, a punto de caer, como si mis piernas ya no fueran de mi cuerpo.







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