Saturday, October 3, 2020

Tus ojos marrones en la toalla, el verano cayéndonos encima, la risa. Mi intento desesperado por hacer el plan perfecto, sacarte de quicio, dar mil vueltas, pero llegar a tu habitación, a pesar del desastre, de Igeldo y mis lágrimas. Tu calma a través de la luz, esa calma tan bonita que manejas. Besarnos, besarnos y parar el tiempo. Convertir tu cuarto en un fuerte infranqueable en el que poder ser, sin pensar en nada más allá de qué sujetador ponerme que no me pudieras quitar, las patatas fritas y tu cerveza, como te miraba cuando estabas en el balcón, con tus chándals de gitano y esa voz que no me quito del lugar más bonito de mi centro (no me la quiero quitar). Dormir pegada a la pared con tus ronquidos de banda sonora, que no me importara una mierda. Tu piel morena, el olor de tu pelo, las ganas de comerte siempre, de beberte, salvaje y tiernamente, despertar contigo al lado y sentir que no me hacía falta nada más. Hacer el indio, que me vacilaras a todas horas, que me hicieras reír como nunca nadie antes, saber que para todo tenías una explicación, una solución, tu cabeza, tan en la tierra y tan en las nubes, tan maravillosamente loca y perfecta. El primer día que me diste la mano, más allá del TGB, llenándome la tripa de mariposas y murciélagos, de colibrís revoloteando a mil kilómetros por hora, llevaba tanto tiempo, tanto, sin sentir ese tipo de ternura. La noche que cenaste con tus amigos, unirme, que estuvieras un poco pedo, volver juntos a tu casa, escuchando tus anécdotas como un niña que escucha los cuentos de antes de dormir, con la misma intensidad, la misma curiosidad, las mismas ganas de que no pararas de hablarme nunca. Y lo bonito que estabas. Recién despertado o con camisa y chaqueta en medio de la calle Ikatz, tan tuyo que me hacías temblar por dentro, tu personalidad arrolladora y esa sonrisa que conquista a cualquier persona que se acerque a tu energía. Te he mirado tanto sin que tú me vieras que casi llegué a aprenderme cada gesto de tu cara. Todas las veces pensé que eras preciosamente bello, pero no te lo decía porque tú te comparabas con Brad Pitt y yo te quería pegar collejas. Pero lo eres. Y quiero decírtelo al oído mientras bailamos cualquier canción en medio de la nada, sin futuros ni mañanas, explorando el presente como quien pisa la hierba descalzo y se siente vivo. No sé nada y estoy perdida y todo es miedo a veces pero tengo mil motivos para volver a verte y mirarte en silencio mientras bebes una cerveza y lo llenas todo de ti. Quiero bajarte las estrellas y hacerte sonreír. Hacer que sientas lo inmenso que eres, celebrar la casualidad, acariciarte la espalda y las dudas, endulzarte el instante. Que pase lo que tenga que pasar pero que pase. Que me pases. Porque dormir en tu espalda es paraíso y a tu lado todo cuenta un poco más.

Te he visto ser y me desbocas. Te voy a ir a buscar


" I don’t know what’s going on with us, and I can’t tell you why you should waste a leap of faith on the likes of me… But, damn, you smell good."





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