Tuesday, March 27, 2018

los ojos de la luna brillan sobre papeleras llenas de mierda. es la decadencia vestida de fiesta. lleva los tacones en la mano y brilla como las monedas. nadie se da cuenta de lo barata que vendimos la dignidad. nadie se da cuenta de cuánto duele ver a la soledad sentada en unos bancos de madera, en una boca de metro, delante de un escaparate en la que la chaqueta marca 49,95. las canciones que se cantan en la calle, de alguna manera, dicen mucho más, y, sin embargo, ¿quién escucha?

iba yo por Fuencarral y una niña que se había perdido por unos minutos que le parecieron una eternidad gritaba "mamá" con tanta fuerza y miedo que se me congeló la vida. empezó a mirar a todos lados, no sabía si correr o quedarse, mientras miradas de extraños la observaban y ella sólo sabía gritar una verdad: mamá, sin ti me muero de miedo. 

nos morimos de miedo. tantas veces que ya casi ni lo notamos. y seguimos igual porque tenemos que seguir igual, en un mundo que nos ha hecho pensar que lo peor que nos puede pasar es que el móvil se nos quede sin batería. mientras tanto, donde sea, hay una niña que no tiene un mamá que gritar, un niño que no va a llegar a ninguna casa, un señor escondido debajo de una montaña de mantas, en medio de una avenida de una gran ciudad donde nadie se para ni siquiera a mirarle, que volverá a pasar el día hablándole a un cartón de vino, una mujer que sabe que el perro que duerme acurrucado a sus pies le ha sido más leal que cualquier ser humano, un trabajador inmigrante que llegará a su casa sabiendo que mañana seguirá siendo diferente y menos, y tragará saliva mientras le miran con desprecio, una chavala que se desvestirá y verá que tiene moratones en las piernas porque salió a gritar por los derechos de todas las personas, a defender la dignidad más allá de colores y fronteras, pero hubo un policía, o dos, o varios, a los que eso no les parecía apropiado, y otro señor tradicional y católico que se irá a la cama tranquilo porque pensará "mientras me roben los míos tampoco es tan terrible" y no pensará en nada más.

y así, ensuciándonos el alma, vamos dejando que caigan los valores y los sueños, ideales de otros tiempos que aspiraban a algo más. nos tienen sumergidos en burbujas de neón y no sabemos mirar fuera del acuario. porque cuando sentimos que algo va a cambiar nos morimos de miedo y no sabemos controlar tantas cosas que es más fácil irse a la cama con los ojos vendados y la indignación en pausa.

y qué raro, ¿no? que a mí me de más miedo esto. que hayamos dejado de ser humanos para convertirnos sólo en aquello que ellos necesitan. borregos eternos de un sistema que no funciona y no nos sirve pues destruye tanto las almas, oscurece tanto las miradas, que no hay nada que valga ese descenso a los infiernos.

los valientes son los que lo hacen a pesar del miedo, porque la forma más eficaz que tienen los tiranos de alimentar sus propios intereses es practicar el gobierno del terror. pero los que no tienen nada que perder, no tienen nada, miedo tampoco. y es en ese espacio donde la revolución puede empezar a ser.

muchos intentaron cambiar el mundo a través del arte, dejaron su huella y su forma de pensar, una revolución de ideas y de humanidad, una caricia eterna a todas las almas, a todas las caras. nos dejaron su potencial, su conocimiento y su legado, todos los intentos de convertir la frialdad en calor de hogar, regazo.

y sí, claro que así también se cambian mundos, se siembran semillas que gritarán mañana, se abren mentes y ventanas: es la antesala de la rebeldía. pero, después de haberlo intentado de muchas maneras, después de haber hecho muchos caminos, después de tantos nombres, tantas historias, tantos inicios... creo que se acerca el momento de volver a defender con lágrimas y piedras lo que nos están quitando.


ahora es tú decisión: o cedes, o peleas.



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