Thursday, July 4, 2013

Y tan entera.

Esa pequeña muchacha interminable,
que duerme con sus penas porque sus penas saben.

Esa mujer que guarda entre las manos
el ritmo de su sangre y de mi sangre.

Hablo de esa hembra que brilla y para que no se note
se oculta tras los focos.

La cómplice que no podrás hallar en bares ni catálogos.
La diosa descreída que va fundando entre mis dedos religiones.
La muchacha que pasa y ni no sabes verla, para qué sirven tus ojos.

Ella,que se avergüenza de estar llena de cascadas
pero íntimamente lo celebra.
Que sospecha de si misma y algunas veces se perdona.
Ese peligro sin letreros que te adviertan
de las curvas peligrosas de sus ojos.

Esa Caperucita rota y tan entera que cruza el bosque
tocando sus tambores para llamar al lobo.

Ella.
Porque se llama Ella
cuando se piensa otra.

Tú,
que conviertes precipicios
en balcones si te asomas.

Ven.
Haremos del planeta de mi cuarto
un país para aprender gozando.

Sal.
Creo que el lobo ha llegado.
Soy yo.

Y te estoy esperando.

Carlos Salem

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