Wednesday, July 3, 2013

Que alguien me enseñe a domesticar las horas.

Si pudiera rebobinar las agujas del reloj,
probablemente lo haría diferente.
No quedan segundos,
van pasando,
lenta pero rápidamente,
delante de mis dedos.
Mientras intento
guardar
todo lo que no sé
en una hoja en blanco,
para aprendérmelo
sentada en la cama,
pienso,
que alguna parte
de mi cerebro
tiene que estar realmente dañada.
Para no ser capaz,
jamás,
de organizarme
medianamente bien.
Me caigo por el hueco del árbol,
y termino en el país de los desastres.
Pero no es un sueño,
es mi realidad.

Que alguien me enseñe a domesticar las horas.
Porque se van,
se me van.
Y ya no hay manera de atraparlas.

No comments:

Post a Comment