otra vez noto las manecillas del reloj.
el azul es mi color favorito.
justo como el cielo cuando he mirado por la ventana.
así,
no le pongas más matices.
no cambies nada.
es absurdo disfrazar los días
de algodones de azúcar
cuando todo está lleno de óxido
y un tedio interminable
que marca el compás de una estación
que quiero que acabe.
entiéndeme,
siempre me gustó Febrero,
y nunca me cayó mal el invierno,
pero mi piel sigue tiritando
y yo odio esta incertidumbre.
estoy perdida en medio de las vías,
sin saber aún cual es
el camino correcto,
o al menos,
el camino menos malo.
porque en ocasiones, hagas lo que hagas,
el destino es el mismo: la nada.
pero a veces sueño en inglés
y pienso en blanco y negro,
y todo es raro
y extraño
pero me indica que algo bueno queda aún,
que algo mejor me esté quizá esperando.
hacer la maleta no me va a costar nada.
otra cosa será lo que pase cuando intente volver a marcar esos números.
otra cosa será lo que pase contigo.
quédate quieto.
no cambies nada.
lo que más me gustó de ti era la irrefutable certeza que tenías de que tu manera era la mejor manera,
de que tú eras ya perfecto así.
no te equivocaste.
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