- ¿Sabes qué es lo mejor? ¿Quieres que te lo diga? Que a pesar de lo que puedan llegar a pesarte los hombros, a pesar del nudo en la garganta o la presión en el pecho, cuando amanece y ves el sol, y sales y es otoño, y hay niños jugando, y ancianos paseando, y el viento es frío y te corta la cara pero a la vez te hace saber que eres real, que existas, que respiras... entonces, en ese momento, sonríes. Por nadie, por nada. Sólo sonríes. Y es cómo lo más sincero y revelador que puede pasarte. Un gesto que puede parecer insignificante pero que está diciendo: que les jodan, esto es la polla. Y eso no te lo pueden quitar.
- Estás loca.
- Puede. ¿Y qué?
- No, nada. Sólo quería subrayarlo.
- ¿Pero qué tiene de malo?
- ¿El estar loca?
- Sí.
- Bueno, no sé, todo, ¿no?
- ¿Todo?
- No, a ver, tampoco todo. Pero no sé, no eres realista. Estás viviendo en tu mundo de yupi particular y la vida no va así. La vida a veces es una mierda, y apesta, y da asco, y es como un agujero negro gigante, y te lo tienes que comer con papas.
- ¿La vida? No, la vida no es así. Así es la sociedad, el mundo, esta maraña de capitalismo y miseria, este sin sentido continuo que hace que los seres humanos saquen lo peor de ellos. Y, a veces, también lo mejor, no diré que no. El problema es el sistema. Y no voy a entrar en detalles porque me aburro y gasto saliva para nada. Pero la vida no, la vida no es eso. La vida son colores, días de otoño perfectos, atardeceres llenos de luz, tormentas, chaparrones, un campo entero de flores, animales, bosques, océanos... mirarte las palmas de las manos y saber que estás. La vida son sueños, y risas, y lágrimas, y besos, y más besos, y abrazos, y carcajadas, y días malos, y días buenos, y música, y libros, y personas que son magia, y caminos inexplorados, y cielos eternos, y aromas, y sabores, y texturas... y pisar la arena y quemarte, y bañarte en el mar y sentirte libre, y gritar hasta que te duelan los pulmones, y mirar a esos ojos que te ponen tan nerviosa, y temblar, y sentir que te caes, y volverlos a mirar. Y cantar, y bailar, y saltar, y volver a cantar. Y enamorarte, y desenamorarte, y que te rompan el corazón, y que lo recompongas. Y todas esas cosas que nos atraviesan. Que nos mueven de verdad. Que nos emocionan. Así que a mí no me digas nunca que la vida es una mierda.
- Vale.
- ¿Sigues pensando que estoy loca, verdad?
- Sí, pero te quiero igual.
La miró y sonrío. Sí, era verdad que la quería. Llevaban juntas toda una vida, eso era innegable. En medio del parque, se puso entonces a darles patadas a las hojas secas que había en el suelo. Era genial verlas volar. Miró a su amiga sonriendo:
- ¿Y sabes qué más?
- Dime.
- Tú también deberías volverte loca de vez en cuando. La vida es demasiado corta para toda esa mierda. Sopla. Ya verás como se va. Mira, ¿te has dado cuenta de que la luna hoy está super naranja?
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