Cuando
llegue el fin del mundo
Cuando
todo sea campo abierto, escombro y ceniza,
cuando
el mundo vierta su última gota de metralla,
cuando
no haya rosarios atados a las manos,
cuando
el silencio grite como un niño al nacer,
y todo se funda en ese trágico gemido.
Entonces,
entonces
será tarde
y
demasiado,
y
estaré andando descalza
y
seré sangre
y
no estarás.
y estarán aborreciendo cada historia que contaron
que decía que sería un eterno mar de lluvia
y no este páramo.
Entonces, será tarde,
y el conejo blanco dejará de hablar
porque nadie le hizo caso
y no llegamos, no llegamos
a salvarlos, a salvarnos,
y un millón de chimeneas
escupirán la porquería de mil corazones turbios
que no supieron sonreír a la orilla del invierno.
Entonces,
entonces será tarde
y demasiado,
y estaré bailando sola
y seré miedo
y huracán,
y no estarás,
y no estarás,
y no estarás mirando.
Cuando llegue el fin del mundo y nadie esté
y todos se pierdan,
lanzaré la última piedra
a todos los tejados que sí nos vieron soñar.
En mitad de la Gran Vía
y sin relojes,
eternos mientras el mundo sí giraba
y nos sentía.
Nos sentía y nos decía
que podíamos volar.
Y yo lo hacía,
yo lo hacía,
cada vez que sonreías
y mis ojeras no echaban de menos el mar.
Eras océano y tormenta
y cielo azul y mil tornados.
Y te quería,
te quería,
como la guerra a sus soldados
Cuando llegue el fin del mundo estaré pensando en ti.
Y será tarde,
y demasiado,
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