El pecho latiendo metal.
Las cataratas de mis ojos en standby.
Me falta el calor de esos días de lluvia,
cuando todo son sonrisas
a pesar de la tormenta.
Su voz me hace volver a la niñez,
y aunque estemos lejos
me siento protegida.
El hombre de mi vida tiene
mi sangre y me llama cielo.
Todo lo demás
ahora mismo no me importa mucho.
No hay sitio para más
en este alma inquieta.
No comments:
Post a Comment