Monday, December 19, 2016

Me gustan más que el chocolate o el olor a lluvia, más que desayunar y volverme a meter en la cama, más que el sonido de las olas o la sensación de sumergirme completamente en el agua. Y mira si me gustan todas esas cosas. Bueno, pues ellas me gustan más. Me sonríen y me apagan los miedos, y cada vez que nos reímos juntas conseguimos parar los relojes. La vida sabe a azúcar y a mantas de lana, a días de sol y fútbol, a mi canción favorita. Y no sé cómo puedo meterlas dentro de unas líneas, si el universo entero les queda pequeño, si el infinito les queda pequeño, y están llenas de luz y magia, y son los corazones más bonitos que conozco, y son como todas las cosas guays del mundo metidas dentro de unas personitas alucinantes y nunca nunca nunca me voy a cansar de ellas. Y hay distancias, y a veces los días pesan, y no las ves y es difícil, y el mundo se vuelve más feo, pero siempre llega un momento en el que las vuelves a ver, en el que os volvéis a abrazar con la misma fuerza, con las mismas ganas, y dentro del mismo bar, somos las mismas, riéndonos juntas, hablando de la vida y haciendo de las penas un poco menos penas, escuchándonos, entendiéndonos, queriéndonos a rabiar. Y es que a veces es fácil. A veces miras dentro de unos ojos y sabes que has vuelto a casa. Que el sol vuelve a brillar y la vida vuela. Con ellas soy yo.

Con ellas soy como una niña con unas Timbs nuevas.


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