Cuando sabes de antemano que no vas a ganar pero apuestas con todo. Llego en plan all in, no le digas a nadie que me tiemblan las piernas. No le digas a nadie que he abierto el cajón donde guardé esa promesa que nunca rompería. No le digas a nadie que me he vuelto a vestir de desastre, que estoy perdida en medio de la mierda. Tiré todos aquellos poemas por las alcantarillas, y ahora sólo me quedan retales de un naufragio que se disfrazó de tormenta. El viento sopla del norte y me desordena el pelo, los átomos, la vida. No sé en qué coordenadas estoy, y me faltan esos calcetines. Tengo al miedo en modo intermitente, y a las ganas esperando calzarse las Adidas. Hoy soy guerra, mañana seré todo herida. Pero no hay mayor insulto que no probar los extremos, dejarlo templado, quedarse a medias. Si entro entro hasta la cocina, tirando la puerta abajo, haciendo ruido, bailando. Que nadie se quede con la duda de si he llegado. Si entro entro con todo: pisando fuerte, tocando palmas, apuntando alto. Pero shhh, no le digas a nadie que estoy a una mano de quedarme en bragas, en ceros, en nada. Que siempre nos dijeron que no jugáramos con fuego, pero yo soy un incendio y encima voy descalza.
No le digas a nadie que a veces le sueño. Que a veces pienso en cómo sería que fuera él mi puto motivo para escribir poesía. No le digas a nadie que podría ser mi gol en el 90, mi escalera real, mi jaque mate.
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