Wednesday, December 13, 2017

No eres suficiente.
No eres suficiente.
No eres suficiente.

El espejo te lo repite constantemente.
Tienes ganas de vomitar.

No eres suficiente.
No eres suficiente.
No eres suficiente.

Corrector en las ojeras.
Una capa de maquillaje para disfrazar la tristeza.
Marcar una sonrisa que en realidad no te apetece.
Mentir.

No eres suficiente.
No eres suficiente.
No eres suficiente.

Hacer la compra.
Fregar la cocina.
Hacer la comida.
Ordenar el cuarto.
Hacer.
Hacer.
Hacer.

Ponerte a escribir.
Que nada te salga.
Mente en blanco.
Pared en blanco.
Universo en blanco.

No eres suficiente.
No eres suficiente.
No eres suficiente.


El chico de ojos marrones y sonrisa de nube se va, siembra vacío. Uno más. Otro más. ¿Cuántas veces?
Te rompes, te ajas, te quiebras, y no sabes cómo meter esta pena en una caja.
Porque no cabe, porque no cabe, porque es demasiado grande.
Porque otra vez no ha sido suficiente.
Aunque hayas dado tu corazón y tu vida.
Aunque te hayas arrancado las entrañas y las hayas puesto a sus pies de porcelana.
Aunque les hayas dado la rosa y te hayas clavado la espina.
Aunque hayas intentando hacer de los días algo un poco más bonito,
o al menos algo un poco menos feo.

No era suficiente.

No eres suficiente.
No eres suficiente.
No eres suficiente.

Las palabras de tu madre retumbando en esa sala.
Tú intentando entender qué habías hecho mal.

No soy suficiente.
No soy suficiente.
No soy suficiente.

El sujetador más pequeño me queda grande, la talla 36 ya no me cabe, no me siento los colores, y mi pelo se empeña en declararme la guerra cada día. Me arrancaría la nariz y te la tiraría, me vestiría de basura y cambiaría de piel.
Pero no puedo escaparme de mí misma.
Respiro.
Uso el pintalabios de vendaje.

No soy suficiente.
No soy suficiente.
No soy suficiente.

Ninguno de los días y menos en Febrero.

Pero lo peor de todo esto no es que sea insuficiente para ellos.
Es que todavía y a pesar de las heridas, los golpes, los océanos vertidos en callejones sin gatos, a pesar de las terapias, a pesar de los consejos, a pesar de las pastillas, a pesar del huracán.

Sigo sin ser suficiente para mí.

Y eso sí es una mierda.




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