Monday, July 25, 2016

Ha puesto mi mundo del revés y ni siquiera sé cuál es su color favorito. Ha puesto a temblar todas las columnas de mi templo ateo, como Aquiles, ha entrado arrasándolo todo, acabando con todo, dejándome sólo el sabor a chocolate de su voz. La vi llegar y qué putada. Sonrió y el mundo se llenó de ella. Se puso a hablar y creó un huracán al otro lado del océano. Hizo magia. Y yo no sabía qué hacer con mi torpeza, dónde meter todo mi desastre para que ella no lo viera. Y yo no sabía, no tenía ni idea, de cómo mirarla a los ojos y no perderla. A veces soy como una niña perdida en medio de un patio dónde sólo quedan balones para ya no hay niños con los que jugar. Y es que no sé cómo se puede echar de menos algo que ni siquiera has llegado a tocar. Enciendo su voz en ese rincón de la memoria en la que la tengo grabada y tiemblo. De miedo, de ganas, de ella.

Sí, esto sólo es literatura. Pero joder, lleva su nombre.




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