Wednesday, April 19, 2017

nómada constante de tierras baldías, me amamanto de todo lo que dejo sin decir. pieles de esparto que no saben de caricias, miradas tan de hielo que congelan a su paso. cuántos océanos entre mi pecho y tu nunca, cuántos caminos que no pisaré rodeándote los miedos. pararía el mundo sólo porque no sintieras el interminable peso del tiempo entre tus átomos, porque no sufrieras el tedio impregnado a cada gesto rutinario que le ofrecemos a la vida. somos lo que hace que nos lata duro y bello el corazón, todo lo que dejamos guardado en cualquier cajita que aún no hemos sido capaces de tirar. somos agua colándose en las rendijas, fuego esperando a estallar. y necesito que entiendas que puedes llevarte por delante un bosque entero, que puedes hacer que todos los semáforos se apaguen, que los despertadores dejen de recordarnos que la vida empieza a las ocho y con legañas, y que más allá de las barras del metro y las paredes sin colores, más allá de las obras y las mesas de oficina, podemos cerrar los ojos y volar, llegar al infinito y masticarlo, hacer que las mariposas nos vuelvan a encontrar. pero no me estás escuchando. y todo es ruido, y asco, y llanto, y estamos condenados a una eternidad de escarcha, y no sabemos trascender cuando llega el mediodía. no cantará otro gallo. todo será siempre como ha sido hasta ahora, todo seguirá su curso predestinado, su aburrida y eterna monotonía inagotable. y tú y yo seremos vías de tren paralelas, de esas que sólo convergen en uno de esos infinitos, como tantas veces me explicó mi profesor de dibujo.

qué fácil sería acabar con todo, darles la vuelta a las palabras, empezar a construir un mundo a nuestra medida. bastaría con bailar en medio de las carreteras, con empezar a entender lo que decía Wilde, con tirarnos de cabeza a todo eso que da miedo pero que hace que merezca la pena el intento. qué fácil sería decirte que la revolución empieza en querer a morir, a rabiar, en mirarnos a los ojos y ser casa. que desde un corazón de lana el mundo se ve distinto, que se pueden derribar mil muros sólo con sonreír.

que más allá del horizonte aún no vemos nada, pero antes de la mañana lo vamos a conseguir. sonríeme una vez y parto el cielo. sonríeme una vez... sabré que sí.



No comments:

Post a Comment