Wednesday, May 17, 2017

También tus ojos brillaban, nadie miente tan bien.

Decidiste apartarme de ti como quien aparta de un empujón a un transeúnte que le molesta en la acera, sin importarte que mis ojos ya te estaban cuidando. No sé qué hacer con eso. Apareciste cuando no te esperaba, cuando la vida me hablaba de otros nombres y otras bocas, cuando no sabía que podía caber tanta belleza dentro de una locura tan distinta. Te vi en una esquina pintando tus angustias, sentí que te quería abrazar hasta los huesos.  No sé qué hacer con eso. Decidiste apartarme de ti, como cuando apartas con la mano una ramita a la altura de los ojos en uno de esos caminos escarpados. Pero soy junco que se dobla y no se parte. Eso lo aprendí de otros disparos.

No me parto, y sigo caminando por caminos que no sé a donde me llevan pero que parecen esconder un pedazo de cielo en esos recodos perdidos. Y si tengo miedo me ato fuerte los cordones. Y si tengo miedo nunca miro atrás dos veces. Con el pelo suelto y el pecho ardiendo salto desde el andén con rabia y ganas. Que yo siempre fui de las que siempre empieza, no de las que siempre acaba. Cada adiós se queda taladrado en un pequeño rincón del alma. Pero yo, desde pequeña, estoy acostumbrada a cerrar las tapas.

También tus ojos brillaban, nadie miente tan bien. Pero el mundo está tan lleno de colillas que ya no me creo nada. Le diste un portazo en las narices a "lo que pudo ser". Y yo me quedo bailando "Formidable", respirando tranquila, sabiendo con un certeza inmensa que no te volveré a ver.


Pero también tus ojos brillaban.



No comments:

Post a Comment