Wednesday, May 11, 2016

¿Y ahora qué te digo? ¿Cuando me llenas la vida de colores y de sonrisas improvisadas que no puedo controlar? De carcajadas salvajes, de noches interminables, de locuras, de miradas de complicidad, de cariño, de ternura, de todo eso que parece que siempre nos falta y sin embargo con nosotras se desborda. Tú que me llenas la vida de magia, como la de Harry pero incluso más, que me das calor, seguridad, calma, que me haces reír y sacas lo mejor de mí sin ni siquiera hacer nada. Tú que me conquistaste desde el primer 'hola', cuando yo no sabía qué decir porque tú estabas con tus padres y yo era una niña perdida en medio de este sur que desde ese día amo porque lleva tu nombre. Tú que me abriste tus brazos y me dejaste entrar, con toda mi locura y mi desastre, para darnos cuenta de que éramos almas gemelas, que no nos hacía falta casi nada, que nuestra conexión era tan pura y sincera que una simple tarde en el sofá ya nos parecía el mejor de los momentos, el mejor de los lugares. Tú, que llegaste y me ganaste para siempre jamás, ¿qué hago contigo? No quiero alejarme ni un centímetro de tu risa, de tu forma de ser y ver el mundo, de tu forma de hacerme saber que todo va a estar bien, que nada es tan terrible como para que una serie y un poco de chocolate no puedan arreglarlo. O tú y yo en medio de la nada. Sabes que sería suficiente. Y es que por ti me quedaría en Sevilla, me iría a Marte, al puto fin del universo. Porque no, mi pequeña maga de colores, no quiero que acabe. Y es que puede que este curso se acabe, que nos vayamos de este piso que gracias a ti he sentido como mi casa, como mi hogar. Puede que se acaben los mosquitos y las guerras, las caídas, las fotos, la azotea, la vecina, las noches surrealistas, los bollos, las sorpresas, los mensajes escritos en pedazos de papel, las broncas, las charlas, las penas (que si estamos juntas casi no son pena), las noches de fiebre o de ansiedad, tu locura, la mía, la nuestra. Que se acaben Harry y Snape, las palomitas, Invernalia, tu novio, el mío, tus "esto no me suena", mis "no sé cómo va", las series, tu habitación, la mía, tú robándome la cama, tu manta, el frío, el calor, las bombillas fundidas, las fregonas imposibles, el Mercadona, nuestro ritual de buenas noches, el Dia y Juan, el patio del vecino, las pinzas, la tele, el caos. Si, puede que se acabe todo, nuestra casa, Sevilla, el mundo entero. Pero tú, por favor, tú no te acabes nunca.


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