no tengo nada que decirte,

no tengo nada.

estoy esperando a que el sol vuelva a salir,

mientras intento olvidarme

del matiz exacto de esas palabras.

deja de joderme la vida.

no.

no quiero tus sobras,

no las necesito.

puedo recorrer el mundo en un segundo

y bailar con el más idiota del bar

cualquier viernes por la noche.

pero yo quería hacerlo todo contigo.

ya ves,

que gilipollez.

como si eso fuese posible,

como si yo fuese una pieza importante en el puzzle de tu vida.

como si yo fuese algo que mereciera la pena sostener.

quédate con tus vacíos,

yo me voy en busca del sol del mediodía.

estoy en el punto de no retorno

y ya ni siquiera quiero mirar por el retrovisor,

lo único que tengo delante es el horizonte,

y estoy deseando saltar al infinito.

sin ti.

sin tus manos.

con mi pelo largo y enredado,

con mi sonrisa rompiéndome

los miedos,

con mi locura

y mis canciones

a destiempo.

sola.

o con cualquiera que pueda prometerme una madrugada distinta.

voy a ser feliz.

y si tiene que ser sin ti,

será sin ti.

espero que tu camino esté lleno de flores silvestres,

de chicas llenas de ojalás,

de canciones echas de algodones.

espero de verdad

que tengas la suerte que yo no tuve,

y que el mundo te trate

siempre tierno.

que te vaya tan bonito que

no te acuerdes nunca de mí.

que te olvides de nosotros.

que me vaya bonito,

tanto que no me acuerde nunca de ti.

que me olvide de nosotros.

no tengo nada que decir.

no tengo nada.

y ese es el final,

y el principio.