Te has ido.
Te has ido,
y no voy a decirte que vuelvas.
Esta vez no.
Te has ido,
dejándolo todo lleno de ceniza.
Las llamas que nos hicieron arder
las apagó la lluvia,
tu lluvia,
esa que llego cuando menos lo esperaba,
calándome la vida,
el alma.

Fuiste la peor de las tormentas.

Y ahora te has ido.
Y sólo suena el eco del silencio.
Y menos mal,
porque si tuviera tu voz
no creo que puediese soportarlo.
Llévatela,
regálasela a otra que pueda sonreírte.
Vivo en los días más grises de la historia,
mi Vietnam
lleva tus iniciales.

Te has ido.
O me he ido.

No lo sé.
Pero da igual.
La cuestión es que ya no sonamos al unísono.
Que tus latidos
se irán a bailar con otros,
mientras los míos
intentan acompasarse
con un beat
que me haga llorar todas
las promesas que no van a cumplirse.

Nos hemos ido.

Y la vida nunca sonó tan triste.