Vuelvo antes de lo previsto y es todo por tu culpa. Por todas las colillas y litronas vacías que fuiste dejando por aquí. Estás por todas partes. Has manchado de no-me-jodas-tus-ojos-otra-vez las calles de este barrio que hice tan mío. Ahora pisarlas es perderme en ti. Y qué putada. Intento no acordarme pero eres como el aire que se cuela por las rendijas, no hay forma de no respirarte. Ese color amarillo ahora lleva tu nombre, y yo tengo que tragar saliva para que no me tiemblen los pies. No, joder, La Macarena era mía. Y tú me la quitaste. Como me quitaste la vida y la sangre cuando decidiste que no podías. ¿Que no podías con qué? Quizá mi desastre era demasiado grande. Quizá tus promesas también.
Para cuando decidiste volver ya se había hecho tarde. Ahora soy yo la que no puede.
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