soy mil poemas encerrados en un pecho que late metal,
mil sueños que se me rompen encima.
ya no sé como acababa el cuento.
son negras las mariposas
y negras las miradas.
todo es decadencia
y depresión.
el ocaso de la risa.
baldosas azules,
paisajes enladrillados en los que no podemos ser.
angustia.
un océano de penas sin portales,
madrugadas que son sólo soledad,
el café de las 9 sin calor y sin azúcar.
nada que alivie
este peso del tiempo,
este tedio,
esta turbia y asquerosa rutina.
otro día más, las mismas moscas.
el mismo tintineo de cristales
cuando el viento sopla fuerte
y todo es vendaval y hastío.
las carreteras con su arrítmico compás
y todas estas luces cegando
y al llegar a casa
otro recuerdo que muerde,
otro espejo sin frases,
otra almohada sin guerra,
otra copa vacía.
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