Había algo detrás de esos ojos
que la incitaban violentamente
a olvidarse de quién era,
de cómo se llamaba,
y de lo que había ido a hacer allí.
Pero la cuestión era,
que si olvidaba cuál era su objetivo,
no tendría escapatoria.
Era un mundo en el que sólo había dos opciones:
o matabas, o te mataban.
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