Monday, September 23, 2013

Me aprieta el pecho.
Como si tuviera un nudo
hecho con esas cuerdas super gordas
que no hay forma humana de soltar.
Cuerdas con las que se atan los barcos a sus puertos.
Esas cuerdas.
Así te tengo.
Atado a mi pecho como barco a su puerto.
Para que no te lleve la marea.
Para que no termines en otro mar.
¿A cuál vas a ir a parar?
En qué mar te perderás, 
echando tu ancla.
Desatándote para siempre
de mi pecho,
de mi puerto.

Noto que te escapas
entre regueros de agua salada
que vierten mis ojos
siempre a deshora
y de forma incontrolada.

Partirás a otros océanos,
darás la vuelta al mundo,
navegarás.

¿Y yo?
Te observaré desde mi muelle,
para ver si todo va bien.
Para asegurarme de que las tormentas
no te hagan naufragar.

Nunca dejaré de otear el horizonte.


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