Monday, September 16, 2013



Soy así. Lo venía pensando con la compra en la mano y jodidamente cansada de vuelta de la uni. Soy así, una jodida romántica perdida en tiempos de Disney. Parece que con los años no cambio. Y mira que he visto mierda en eso de los asuntos del amor. Mira que he visto lágrimas, almas rotas. Y aún y así. Soy de las que se ponen una de esas películas en las que algo superior a sus fuerzas separa a la chica del chico, al chico de la chica. Ponen al cielo por testigo de que lucharán por su amor, cueste lo que cueste, con uñas y dientes, contra quien sea. Y al final, el chico acaba con la chica, la chica acaba con el chico. Bueno tampoco siempre. He visto algunas pelis donde uno de los dos se muere, y entonces ya la llorera es descomunal. Y en otras tantas el príncipe azul en realidad era un idiota, pero al final se acaba transformando en el tío más jodidamente genial del mundo. Y yo voy y me lo creo, claro. Y así, me creo un ideal romántico en la cabeza que es bastante preocupante. Porque a ver, en la vida real eso no pasa ni de coña. Nunca. Y te quedas esperando, no sé qué, porque te imaginas que debería ser cómo en una peli, pero no lo es, es la puta realidad, y en el día a día no hay canciones tocadas al piano para que os pongáis a bailar, no hay amaneceres en una isla desierta, no hay estrellas fugaces que hacen que todo sea mágico, no hay hadas madrinas, no hay desayuno en la cama, no hay zapatos de cristal, no hay alfombras voladoras, no hay besos de príncipes azules, no hay calabazas que se convierten en carroza, no hay momentos tipo: se me cae algo al suelo, me ayudas a recogerlo, nuestras manos se rozan, flechazo. Pues no. No hay,  hay, no hay, no hay de eso. Y sobre todo, que quede claro, que los idiotas seguirán siendo idiotas. No hay Jack Dawsons en la vida real. Por estos lares no hay de esos. Así que a la mierda. Voy a empezar a ver pelis de gangsters. Y que le jodan a toda esa mierda.

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