Tuesday, September 17, 2013

La luz del flexo está encendida.
En la mesilla al este de mi cama.
No hay ninguna más.
Es bastante fea, la mesilla.
La tuve que forrar con papel de regalo,
porque no me gustaba su estampado.
Cosas que tienen las casas viejas.
Sentada en la cama,
como otras tantas veces.
Observando las mismas fotos,
las mismas paredes.
Y el color verde que pinté
porque el blanco no me gustaba.
Lo pinté con él.
El recuerdo duele.
Paso palabra.
Música aleatoria en los cascos.
Mi cabeza está obsesionada,
no la puedo controlar.
Ella ya ha llegado,
está aquí conmigo.
La noto, la siento.
Creo que quiere quedarse a dormir.
Pero yo no puedo dejar que se quede,
sería una locura.
Tampoco puedo echarla,
ella va y viene cuando le da la gana.
No hay nada que yo pueda hacer,
es demasiado indomable.
El tic-tac del reloj sigue constante.
Nunca varía,
ya ves,
es estresante.
Y es peor mirar la hora,
siempre es peor mirar la hora.


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