Empiezo de cero y la vida me duele. Como una de esas astillas que se te mete en el dedo gordo y no consigues sacar. Así te miro. Te me has clavado en el alma, en el fondo más inhóspito, en el lugar más despoblado. Has llegado, y joder, vaya desastre. ¿Y ahora qué?, le pregunta mi sangre al cielo, clamando por algo que no sé qué es, intentando entenderlo. Hay una aguja en el suelo que no sé de que pajar se ha caído. La cojo y me rajo el costado, quiero vomitar. Nunca fui buena encontrando. Desde que perdí las llaves nunca dejé de perderlo todo. Y tantas veces la cabeza. Sal de ahí, ese no es tu sitio. No decidí meterte, te metiste solo, como si tuvieras derecho a entrar sin llamar y sin limpiarte los pies en el felpudo, a toda ostia y poniéndolo todo al revés, creando el caos. Como si tuvieras derecho a revolverlo, a revolverme. Mierda. Eres mi puto desorden. Termodinámica básica en mi sofá y una de tiros (los que te pegaría si te dejaras). Me mareo. Parece que hoy no quiere llover, mi piel te necesita. Pero nada. El eco en medio del desierto es ensordecedor. No me entenderías. Una puta maleta vieja y un mapa desgastado, no pido más. Bueno, mejor paso del mapa, no lo entendería. La vida está en los callejones más oscuros, en las mañanas más brillantes. Que ironía. Las penas cantando por bulerías y yo mirándolas. No me sacan a bailar, sigo dando palmas. En la palma de mi mano una verdad sangrando, no quiero mirarla, me hace daño. Véndame los ojos si no vas a venir, no quiero ver un mundo vacío. Entiéndeme, tú lo llenas todo. Y ni siquiera te das cuenta, tú ni siquiera te das cuenta. Me vuelvo a marear. Mi punto más al sur me habla de desiertos. Si no llega la lluvia voy a arrancarme las entrañas. Respiro. Nada puede ser tan malo. Por favor, que nada sea tan malo. Otra vez. Y otra vez. Ahora quiero salir corriendo. Mi corazón se rompe un poco más. Está tan descosido que ya casi ni se nota. Retales por doquier, y yo sin saber coser. Vaya puto desastre. Y ahora apareces tú, con tu forma de hacerlo todo sin hacer absolutamente nada, exasperándome. Y ya no me importa el mundo. Sólo este desastre que has creado. Sólo esta forma de no dejarme de marear. Esta locura. Creo que me estoy cayendo. Y ni siquiera puedo echarte la culpa. Lejos joder, vete muy lejos. Donde no pueda oír tu voz. Donde no puedas matarme.
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