Me rindo.
La piedra de la resurrección está en el suelo,
y yo camino sola entre mis fantasmas:
tú no estás.
El viento frío
me eriza la piel,
mientras me preparo
para derramar mi última gota de sangre.
¿Quién va a salvarme?
Estoy vendida.
Las dos heridas,
esas putas dos heridas,
haciéndome mella
en el costado.
Mira mi sangre,
es negra,
como tu color favorito.
El suelo se llena
de sal,
y no hay quien
encuentre
una palabra
que pueda acabar con este desastre.
Remátame,
ya no tengo fuerzas para
seguir buscando.
Que me queme el sol
antes de que llegue la lluvia.
Que me queme el sol.
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