Y ahora lo que me gustaría hacer sería hablar contigo toda la puta noche y no dejar de hablar y que saliera el sol y tener ojeras y que me la sudara porque habría estado hablando contigo y eso hubiera sido suficiente. Sería suficiente. Pero en vez de eso estoy escribiendo en un pedazo de papel virtual intentando escupir toda la mierda que estoy guardando dentro del pecho que de tanto acumular se me va a acabar pudriendo y pues no me da la gana. Me estoy volviendo más loca de lo que ya estaba y mira que yo ya venía muy loca de serie. En casa me lo dicen mucho. Estoy haciendo el indio más de lo habitual y ahora mismo sólo quiero que la tierra me trague y aparecer en el otro hemisferio, por Australia o así, e irme a una playa desierta, con canguros y muchas palmeras a beber ron mientras escucho música que no lleve en el mp4. Y contarle a la luna que qué puta es la vida a veces, y que qué mierda estar dentro de mi cabeza, y que por favor me deje subir al cielo con ella a pasar del mundo y de sus putadas. Porque sí, me voy a ir a vivir a la luna, a pasar de todos los convencionalismos, de todos los "tía no", los "estás loca", los "es que si haces eso van a pensar que estás fatal", los "¿pero cómo le vas a decir eso?, los "no, no puedes hacerlo." Estoy hasta el coño de tener que guardar las formas, de tener que esperar, de tener que callarme, de tener que saber estar, de tener que ser políticamente correcta. No, no soy esa mierda que quieren que sea. Y joder sí, soy un puto desastre, se me rompen todos los cacharros electrónicos que mi padre ya no sabe qué coño hacer conmigo, limpio los cubiertos ochocientas mil veces, tengo compulsiones, creo que todo lo malo del mundo me va a pasar a mí, soy hipocondríaca elevada a n, no puedo mantener nada ordenado porque soy un completo desorden, no sé ver una peli callada, lloro todo el rato por cualquier tontería, pienso demasiado, me tomo las cosas a pecho, soy tan nerviosa que ni puedo tomar coca-cola porque me da algo literalmente, cuando veo el fútbol grito y digo palabrotas y si mi equipo va perdiendo odio al mundo entero, escupo al suelo todo el rato y mi compañera de piso no lo aguanta y me quiere partir la boca cada vez que salimos juntas a la calle, mi madre me dice que parezco un camionero, pero yo es que no puedo dejar de hacerlo, visto mal, no sé estarme quieta, hablo muy alto, se me olvidan las cosas y las tengo que apuntar en la mano, me cuesta dormir y siempre tengo sueño, no bebo de latas, no compro en los chinos, soy jodidamente impuntual y siempre siempre siempre pierdo los autobuses en mi cara.. Y mi mayor defecto, el mayor de todos, es que siempre, pero siempre, digo lo que siento. Y me dicen que no lo haga, que esas cosas no hay que decirlas,que las guarde dentro de mí, que son para mí, que son mías. Sí, estoy de acuerdo. Son mías. ¿Pero de qué coño me sirve guardarlas? Si acabo de conocer a dos personas maravillosas con las que comparto mi día a día les voy a decir lo bonitas que son, lo mucho que me gustan sus sonrisas y lo genial que es tenerlas a mi lado. ¿Porque qué pasaría si mañana me muriera? Que ellas no lo sabrían. Y joder, a la gente le gusta saber esas cosas, ¿no? A mí por lo menos me gustaría saberlo. Pero no es lo políticamente correcto decirle a alguien ciertas cosas, pues porque no, porque lo dicen ellos. Y yo entonces estoy loca. A la mierda. ¿Quienes son los locos aquí? ¿Los que sentimos y saltamos y pisamos los charcos y nos mojamos y nos la jugamos aunque supuestamente según ellos seamos unos ridículos de mierda, o aquellos que viven en las sombras, que nunca saltan, que nunca se mojan y que viven cómodamente en su zona de confort? Prefiero estar como una puta cabra a ser así. Porque sí, porque ¿qué coño pasa si quiero subir a la azotea de mi keli y gritarle al puto mundo entero que por ti haría hasta el esfuerzo de comer coliflor? Que le jodan a todo eso, no sé vivir fingiendo algo que no es, algo que no soy, algo que no siento. Y si eso me convierte en una neurótica rara que está completamente chiflada, pues entonces seré una neurótica rara que está completamente chiflada. Pero puedes llamarme Make. Suena mejor.
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