Sunday, March 12, 2017

Escrito a 12/03/14

- Y entonces tía, o sea, muy fuerte, me dijo que si no follábamos que me podía pirar, que no aguantaba más así. El muy cretino, tía.
- ¡No!
- Si tía, en ese plan, y después de tantas cenas, y de todo, ya sabes, que nos íbamos de compras y todo, y no sé, así de primeras, no lo entiendo. Yo es que pensaba no sé, que me haría la cena, y me regalaría esos pendientes tan monos que vi en la tienda, ¿sabes cuales te digo? ¿Esos de oro blanco tan cucos? Y no sé, él pensando en follar. Ni un detalle ni nada. Bueno, sí, me compró el vestido y todo eso, pero no sé. Y a mí, es que no sé si me gusta ya. Porque si es así, o sea, que mal ¿no? ¿Tú que piensas tía?
- Pues que es un cerdo. A ver. ¿Qué se cree que eres una puta? 

Había estado escuchando toda la conversación y ya no podía más. Cogió aire y empezó:

- Una puta idiota, eso es lo que eres. Pero así, del todo. Todavía no entiendo qué coño es lo que ha visto Alejandro en ti. De verdad, te miro y me das asco. Aquí la única cerda que hay eres tú, que te arrimas a quien sea que tenga dinero, que lo único que te importa es su puta cartera. Pasabas de él hasta que te enteraste de que sus padres tenían pasta, y que iba a estudiar para ingeniero ¿eh?  El Álex, que se ha pasado media vida pillado por ti, hasta los huesos estaba el pobre. Me he tenido que tragar tantos bajones que ni te lo crees. ¿Y todo eso era por ti? Las borracheras y las lloreras a las seis de la mañana. Me cago en todo. De verdad, te oigo hablar y me dan ganas de vomitar. Y eso que te veía venir, que ya se lo decía, que tuviera cuidado contigo, que no eras de fiar, que eras mala gente. Pero él no tenía ojos para otra. Joder, que rabia. ¿Sabes lo que te pasa? Que tú nunca has querido a nadie, en la puta vida. No tienes ni idea de lo que es estar enamorada de alguien. Pero ni puta idea. Si de verdad te importara, si de verdad le quisieras, lo único que querrías es que te follara día sí día también, que no quisiese follar con nadie más, que te eligiera a ti para todos sus polvos. Porque él es lo que quiere, atontada. Follarte a ti y sólo a ti. Y eso significa más que unos pendientes cursis, y una cena en un sitio caro, y un puto vestido que seguro será horrible, porque anda que no tienes mal gusto jodía. Te lo digo así, te falta un hervor. Si no sabes valorar a alguien cómo Álex por lo que es y no por lo que tiene, no te lo mereces. Bueno, ni a él, ni a nadie. En realidad me das pena, porque estás vacía por dentro. ¿Y sabes qué es lo que más me jode de todo esto? Que las tías como tú, tan bonitas, y tan perfectas, y tan jodidamente idiotas, enamoráis siempre a los mejores tíos. A tíos como Álex. Y las tías como yo, tenemos que aguantar escucharos hablar mierda, y escucharles hablar de vosotras y ver cómo sufren, y apoyarles y estar ahí, cuando en realidad tendríamos que ser nosotras las que se metieran bajo sus sábanas, y tendríamos que ser nosotras las que no les dejaremos respirar de tanto follárnoslos con el corazón y el alma. Y es injusto que él esté ahora en casa rayado porque tú te piraste ayer de su casa porque eres rematadamente idiota, y que tú estés aquí hablando mierda con tu colega. Y lo peor de todo, es que soy yo a la que le escribió cuando tu le dejaste colgado, y soy yo a la que ha escrito para decirle que no venía a clase porque estaba todo rayado y no quería verte, y soy yo la que quedará luego con él para tomar unas cervezas e intentar consolarle. Espero que no vuelva a acercarse a ti. Y si no puede evitarlo, espero que seas lo suficientemente legal como para no volverte a acercar a él, porque le vas a romper el corazón de una manera irreparable, y eso no te lo pienso permitir, bonita. Y ahora bájate, que ya es tu parada.

La miró con una cara de asombro, rabia, impotencia e ira homicida que por un momento pensó que no se bajaría y que le montaría un pollo de esos "supermegafuerteosea". Pero no. Se bajaron las dos en silencio y sin mirarla. Cuando el bus arrancó pensó en Álex. Estaría en la cama todo jodido por una pava que se había pasado medio viaje de vuelta a casa hablando mierda de él. Una idiota de aquí a la luna. Que asco de gentuza. Y lo peor era que ella seguiría siendo invisible para él. La amiga que le sacaba de todas, la que se iba con él de cañas, la que jugaba con él a fútbol, la que parecía un amigo. Esa era ella. Sacó el libro que estaba leyendo y se puso a leer, intentando olvidar las injusticias del universo.

En la fila de atrás un colega de Álex que había pasado desapercibido para todas continuaba callado.


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