Era muy bonito. Pero no bonito en el sentido ordinario de la palabra. Era bonito como lo es una flor o la luna llena. Como el fuego en medio de una noche de tormenta. Como una gota de lluvia o un copo de nieve. Como una hoja cayéndose del árbol suavemente justo a principios de otoño. Como la carcajada de un niño o la sonrisa de un anciano. Bonito como un perro jugando con su amo. Bonito como dos hermanos cogidos de la mano. Bonito como el cielo cuando es de todos los colores. Y bonito como el mar cuando es infinito. Bonito por dentro y por fuera. Como si su gran corazón se reflejara en sus ojos y todo el rato brillara.
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