Sunday, August 10, 2014

Ni siquiera sé si va a volver.

El viento sopla con fuerza.
El huracán está esperándome a la vuelta de la esquina,
y el terremoto que tiene el epicentro en mi ombligo
me está poniendo nerviosa.
Cuento hasta diez
pero no sirve de nada.
Vuelvo a mandarlo todo a la mierda.

Soy la misma niña de siempre,
Igual de loca,
igual de cobarde.
Pero no hay bandera blanca en el horizonte.
Me esperan las trincheras.

En tierra de nadie,
mordiendo el polvo,
intentando no cargar con más
peso que el que marca mi corazón.
Latiendo fuerte,
a contratiempo,
haciéndome daño
en mitad del pecho.
Mi miocardio llora.
No hay manera de
parar la hemorragia,
y un torniquete a destiempo
sería mi fin.

Déjame pegar un último tiro.
Pegarte un último tiro.
De esos que entran hasta
los putos huesos
y te ponen la piel de gallina,
y el alma al rojo vivo.

Hasta que me sangren las manos,
voy a seguir escribiendo.
Voy a seguir bailando,
hasta que me sangren los pies,
hasta que me duelan tanto
que este dispuesta a morir
tarareando esa canción.

Mis heridas en carne viva,
y yo intentando entender
por qué sopla tan fuerte el viento.

Ni siquiera sé si va a volver.

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