Friday, October 18, 2013

Van pasando las horas,
pero no oigo el tic-tac del reloj,
porque no tengo reloj.
Y sin embargo,
noto el eterno vaivén
de los segundos
incrustado
en cada pared de mi cuarto.
Mis párpados siguen abiertos.
Y al este,
o al oeste,
según la perspectiva,
encuentro el eco de tu sonrisa.
Recuerdo
que dormías,
y que el simple hecho
de saberte cerca
me hacía sonreír.
Recuerdo que dormías,
y ahora siento
que desaproveché
las horas,
los minutos,
los segundos.
Por qué no te mantuve
despierto toda la noche,
por qué no escribí
lo que no era capaz
de pronunciar
en los poros de tu piel,
por qué no me quedé a vivir
entre esos dos lunares,
por qué no me metí en tu maleta..

Por qué te deje ir.

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