Tuesday, November 12, 2013

Eneko.

Cinco letras que llegaron a mi vida,
iluminándola,
llenándola
de peleas encima de la alfombra,
cabañas secretas debajo de la mesa,
y tardes eternas en el patio
jugando a lo que fuera.
Aquel muñeco de nieve nos quedó bastante bien,
y cogiendo musgo éramos los mejores.
Mil sonrisas,
un millón de carcajadas,
momentos imborrables
que nos acompañan en el camino.
No te alejes nunca demasiado,
quédate cerca,
ayudándome a no perder el norte,
protegiéndome de lo malo,
sacándome de quicio,
haciéndome feliz hermano.

Porque me haces feliz.

Y te miro,
y sonrío,
porque un enorme
orgullo me invade,
y aunque estés casi más loco que yo,
y a veces no te soporte,
sé que llegarás a donde quieras,
y que siempre
serás fiel a ti mismo,
y a los demás,
de la manera más noble.
Pondría mi vida en tu mano,
a sabiendas
de que nunca me defraudarías,
nunca me fallarías,
que siempre estaría a salvo.
Y yo,
haría lo mismo por ti.

Siempre he pensado
que la relación entre dos hermanos
es algo especial.

Y sí,
sí que lo es.

Hoy, escribo por esas cinco letras,
por estos veintiún años juntos,
y por todo
lo que fuimos,
somos
y seremos.
Ahora,
siempre,
y por toda la eternidad.

Eneko.
Mis cinco letras favoritas.



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