Y te juro que voy a aprender a quererte así. Porque no quiero que nunca dejes de estar a mi lado. Por favor, no dejes nunca de estar a mi lado. Y si tengo que ser tu amiga seré tu amiga. Y si tengo que ser una simple conocida seré una simple conocida. Lo que tú quieras que sea. Lo seré. Pero tú, prométeme, sólo prométeme, que no te irás de mi vida. Que cuando pase toda esta tormenta, podremos sentarnos frente a frente, tomar algo (tú tomarás una coca cola, lo sé, y yo probablemente un cola -cao), mirarnos, reírnos, contarnos la vida y acordarnos con una sonrisa en el corazón de lo geniales que éramos juntos. Porque lo éramos. A pesar de todo, hemos sido geniales. Y te quiero. Y te quiero de aquí a la luna y vuelta un millón de veces. Y te lo gritaría todos los días, para que nunca olvides, que no habrá lugar ni momento en el que pueda dejar de quererte. Así, o de cualquier otra manera. Pero quererte al fin y al cabo.
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